jueves, 26 de julio de 2012

Vaya día el de hoy. Me levanté pensando que tendría la mañana libre, porque Tamsyn iba a llevar a los niños a ver la antorcha olímpica, pero cuando le estaba lavando la cara a Charlie, Tamsyn me preguntó si estaría lista en media hora. Interesante, yo también estaba incluida en el plan y no lo sabía. Lo peor es que cuando salimos a la calle nos estaban esperando los vecinos con los que fuimos la semana pasada al parque y no volvimos hasta las tres. ¡Oh, no! Ve con cinco niños pequeños al centro de Londres y pásate allí toda la mañana y parte de la tarde.

Al final, lo de la antorcha vimos bien poco. Llegamos con el tiempo justo y ya estaba todo lleno y los pocos sitios que quedaban para subirte y verlo desde arriba, se los cedimos a los niños (y menos mal, porque de primeras Tamsyn le dijo a Alannah que yo la cogía con los hombros). Así que de repente escuché aplausos y gente yéndose en avalancha y me supuse que acababa de pasar. Aunque, de todos modos, creo que no me he perdido mucho.

Después vino un paseito por una zona en la que nunca había estado: South Bank. Me gusta porque es como un paseo marítimo. El río tiene su orillita y hay arena (aunque nadie la utiliza de playa) y un montón de bares y puestecitos playeros, parecidos a chiringuitos. En uno de ellos, nos pedimos un helado cada uno y nos sentamos un rato en un banco mientras los niños jugaban a perseguir los palomos. Cuando nos íbamos, le puse a Alannah la mano en el hombro, en una mezcla entre cariño y protección, y cuál fue mi sorpresa cuando estaba sospechosamente húmeda y blandita. ¡Se le había cagado un palomo y me lo había llevado enterito en la mano!

La siguiente parada fue un parquecito, donde todo el suelo era de arena de colorines, formando un arco iris. Bueno, básicamente, era eso el parque, no tenía más cosas, pero estaba chuli. Los niños se metieron corriendo al parque y se adelantaron con Tarah, la madre vecina. Tamsyn y yo nos quedamos más atrás, pensando que todos estaban con ella, pero las dos nos dimos cuenta a la misma vez de que Charlie no estaba y no lo veíamos por ninguna parte. Tamsyn se fue asustada a buscarlo, pero al final lo teníamos delante nuestra, que nos lo tapaba un adorno del parque. Se había quedado rezagado jugando con el cubo y la pala de una niña desconocida. Así que me metí con los niños en la arena para evitar más sustos y las madres aprovecharon para dar una vueltecita mientras yo les echaba un vistazo.

Después fuimos a almorzar. A Tamsyn no le hacía mucha gracia la idea de ir a un restaurante con todos los niños, y menos, con Alannah llorando porque Charlie iba sentado en el asiento de arriba del carro; pero al final fuimos. No había mesa suficientemente grande para todos, así que nos dividimos en dos: los vecinos y nosotros más el hijo de la vecina (Alexander). Ya sabéis, que si no comen, que si ahora uno quiere caca, que si ahora el otro se sienta en el suelo y se mete cosas raras en la boca, que si ahora Ruairi se hace caca y se llena toda la ropa... Tamsyn estaba enfadadísima.

Y después el camino del vuelta, que teníamos que andar y coger dos trenes. Charlie iba dormido en el carro Y Alannah en la parte de atrás. Cuando llegamos a una de las estaciones, nos volvimos a dividir para buscar una rampa para el carrito de Charlie y, de repente, el patinete de Alannah no estaba. Yo iba a volverme a buscarlo, pero Tamsyn me dijo que ya daba igual. Así que Alannah llorando de nuevo muchísimo. No se podía creer que hubiera perdido su patinete para siempre. Pero al final resulta que lo habían cogido los vecinos sin querer (me suena a algo...).

Y esta noche baby sitting. Cupo completo. Pero tampoco ha estado muy mal. Prepara la cena, que coman, bañarlos, secarles el pelo, prepararles la leche, léeles un cuento y a dormir. Todo parece idílico, tanto lo de la mañana como lo de la noche, pero imaginaoslo con un montón de niños haciendo travesuras, llorando, teniendo que negociar con ellos, discutiendo, pidiéndote chuches...

Y bueno, para terminar, dejádme que hoy me felicite a mí misma, que para eso ha sido mi santo (aunque ayer ni me acordaba). ¡Felicidades también a mi abuela y a mi tita Ana! Un beso. Os dejo con el personaje de Alannah. A ver cuando empiezo el cuento.


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