jueves, 19 de julio de 2012

Ésta ha sido la primera noche que me ha tocado hacer baby sitting con Ruairi. No obstante, la tarea era sencilla. Tamsyn saldría con sus amigas y Hugh vendría tarde de trabajar, así que sólo estaría un par de horitas a solas con él y se suponía que las pasaría dormido. Así que mi único trabajo era el de estar atenta por si lloraba.Si lo hacía, sólo tendría que cogerlo y darle palmaditas por si era aire; si seguía llorando, prepararle un biberón; y si lloraba más, llamar a Tamsyn. Y menos mal que acaba de llegar Hugh hace apenas 15 minutos, porque ha empezado a llorar muchísimo.

El día de hoy no ha sido de los más complicados pero, aún así, he acabado cansadísima. Estoy de nuevo muy resfriada y la garganta va a acabar conmigo. He probado con paracetamol, con miel con limón, con paños calientes... pero cada vez va a peor. Es que fuerzo mucho la voz al hablar con los niños, estoy siempre haciendo el tonto con ellos, o llamándolos desde lejos, o regañándoles... Y no veo manera de darme un respiro.

Por la mañana sí que tuve tiempo libre, porque los niños iban a tener un play date (una cita para jugar) en casa con todos sus amigos (madres incluidas). A no ser que viniera alguien más de quienes sé, había en casa ocho niños (nueve con Ruairi) llorando, chillando, correteando... Afortunadamente, Tamsyn me dijo que no hacía falta que yo bajara, aunque podía escucharlos perfectamente desde mi habitación. Lo que no me ha gustado es que Alannah está cogiendo demasiadas confianzas. Estaba yo en mi cuarto con la puerta cerrada y metida en la cama y me abrió la puerta sin llamar con su amiga Isobel porque venía a coger mi antifaz, que lo necesitaba para su juego. Así, tal cual.

Por la tarde me tocaba a mí llevarlos al parque. La verdad es que prefiero mucho más trabajar de día, pero bueno... Los niños hoy se han portado regular. Corriendo por las calles con los scooters, que se los he tenido que quitar; desobedientes... Pero es que estaban muy cansados. De hecho, hoy ha sido el primer día que me han preguntado que cuándo íbamos a volver a casa (cuando siempre tengo casi que obligarles). Y encima hoy no llevaba ni el carrito ni agua (que también estaban sedientos). Así que imaginaros el camino devuelta: lloriqueando, tirando de ellos... Lo peor es que, con todo lo cansaditos que estaban, se seguían parando a jugar en todos y cada uno delos sitios. Interminable.

Para la cena, teníamos salchichas con salsa de tomate, puré de patatas y habicholillas verdes al vapor. Me hacía mucha gracia contaros esto, porque cualquier niño español (incluso no tan niños, como yo) estaría frito por comerse las salchichas y las patatas. Pues no, ellos lo flipan con las habicholillas y no hay manera de que se coman las salchichas. El mundo al revés. La cosa es que yo también me las como lo primero, pero para quitármelas pronto de encima. Y con el brócoli, igual. No se puede estar más malo que el brócoli y las habicholillas al vapor.

Y nada, después el baño y acostarlos hoy también yo, porque Tamsyn se estaba preparando para salir. Pero mi truco de hoy ha sido decirles que eligieran el libro y me lo contaran ellos a mí (para no forzar más la garganta), ¡y Charlie se sabía el suyo de memoría! Ha sido graciosísimo. Alannah se lo ha inventado un poco más, pero no me extrañaría que fuese queriendo, siempre tiene que hacer lo que le da la gana.

Mañana no escribiré blog porque saldré con Manon a aprovechar los pocos fines de semana que nos quedan juntas. El sábado os pongo al día. ¡Buenas noches!

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