sábado, 30 de junio de 2012

No pensaba que lo diría, pero por fin estoy en Londres. Se suponía que el viernes llegaba al centro de Londres alrededor de las cinco de la tarde, pero a esa hora aún estaba en el aeropuerto y, poco después, de vuelta en casa. El día ya empezó gracioso, porque al probar mi equipaje de mano en la cesta de Ryanair, no cabía; así que empecé a darle a mi padre aquellas cosas que me iban pareciendo prescindibles. Al final descubrimos que en el fondo del bolso había un cartón para darle forma y que era lo que impedía que pudiésemos sacar el bolso con facilidad (o sea, que el cartoncito me costó 50 euros la vez anterior).

Cuando pasé el control de metales, acostumbrada a coger el mismo vuelo, me dirigí directamente a la puerta C para el control de fronteras y ya miraría dentro la puerta de embarque. Cuando estaba dentro y la miré, ¡mi puerta era la B18! así que, para llegar, tenía que volver atrás en el control de fronteras. Cuando salí sigilosamente, los guardias empezaron a gritarme. Les expliqué lo que me había pasado, me preguntaron si era española y les dije que sí. Por lo visto, si hubiera sido extranjera, habría tenido problemas para que me hubieran dejado pasar de nuevo.

Cuando estábamos sentados en el avión (con un poco de retraso) todo empezó con normalidad: el avión andando, los azafatos haciendo su teatrillo... pero llevábamos más de un cuarto de hora dando vueltas por las pistas y el avión no aceleraba ni daba indicios de querer despegar. Se preparaba en una pista, se paraba y retomaba la marcha a la misma baja velocidad hasta otra pista de despegue. Entre el avión ya se escuchaban algunas risas, cuando vi a un coche con sirenas viniendo hacia nosotros y el avión se paró.

En ese momento cometieron dos errores: primero, que no explicaban absolutamente nada en español; segundo, que el azafato se puso a vender revistas como si nada pasase. Su primera explicación (únicamente en inglés) fue que había algún problema y que iban a comprobar que todo marchaba bien. Después de una hora esperando su respuesta, nos dijeron que todo iba bien y que retomábamos la marcha; pero después de dos nuevo intentos, el avión se dirigió a la zona de aparcamientos de aviones. Se ve que nos dijeron que uno de los motores estaba roto y que nos teníamos que bajar y nos llevarían en autobús a una de las terminales, donde nos explicarían mejor.

En la terminal, la gente estaba como loca y los guiris muertos de hambre. Nos llevaron a una parte fantasma del aeropuerto donde todo estaba cerrado y nos dijeron que no podíamos salir de allí hasta que pasara un tiempo. Se suponía que en una hora llegaría un avión de Ibiza y nos llevaría a Londres. Pero el avión no llegaba. En los carteles ponía que se estimaba que nuestro avión saliese a las 17:05, pero uno de los trabajadores nos dijo que no era seguro, que era una estimación (el horario de estimación del vuelo se fue retrasando).

Entre otros derechos como el de dejarnos hacer una llamada o darnos cheques para comida, teníamos tres opciones: o bien esperar al vuelo, que nos devolviesen el dinero o cambiar el vuelo de día y fecha; así que después de siete horas, decidí que me cambiaran el vuelo porque no tenía sentido aguantar aquello cuando no tenía prisa en llegar a Londres, ya que me había cogido un vuelo antes de tiempo porque los que había para el sábado y para el domingo no me los podía permitir.

Cuando llegué a la oficina de Ryanair, la empleada me preguntó que quién me había dicho eso, que podían meterme en el primer vuelo que hubiese, pero nada de elegir. Sin embargo, según ella, el siguiente vuelo era de noche y era una tontería cogerlo cuando podía esperarme al que iba a llegar de Ibiza. Si yo quería, podía devolverme el dinero y que yo pagara la diferencia para el día que quisiese; así que, mosqueada, le dije que quería mi dinero (que me llegará algún día en mi banco).

Cuando llegué a casa, reservé un vuelo para esta mañana (60 euros más caro) y me informé de mis derechos como pasajera. Cuál fue mi sorpresa cuando entre ellos estaba el de elegir un vuelo futuro a mi conveniencia de día y hora, siempre que hubiese plazas. Así que hoy he ido de nuevo a reclamar mi dinero.

El vuelo de hoy ha sido tranquilo y se me ha hecho corto (aunque al final he tenido ese espantoso dolor de cabeza que hacía tiempo que no me daba).

Al llegar a casa, aún no había nadie. Me puse a deshacer la maleta y, una media hora después, Charlie estaba en la puerta de la casa gritando mi nombre. Los niños se han puesto locos de contentos al verme. Nada más que haciendo cosas para enseñármelas, pegados a mí, dándome arrumacos... Y me han traído un llavero de Irlanda con un trébol que habla de la amistad.

Así que bueno, empiezo mi segunda etapa en Londres. Ha sido gracioso porque hoy, cuando subía a mi habitación mientras les decía "buenas noches" a Hugh y Tamsyn, ella me ha dicho medio en broma "and thank you for come back!" (¡Y gracias por volver!).

domingo, 17 de junio de 2012

Ya es domingo otra vez y ya estoy en casa de nuevo, esperando a que suene el despertador a las siete para preparar desayunos y almuerzos. El finde ha sido genial, me he sentido realmente como si estuviera con mis padres de vacaciones, pero cuidándoles y enseñándoles todo.

El viernes se me hizo eterno. Estuve con Charlie en el parque y después se vino conmigo a mi habitación a ver Fireman Sam en mi ordenador mientras yo recogía las cosas que necesitaba llevarme. Cuando llegaron, fui a comprarles un ramito de flores (tulipanes, como a mi me recibieron en Londres, pero los míos eran amarillos) y me dirigí a la estación de autobuses. El autobús debía llegar a las 17:05, pero ya habían pasado unos minutos más y aún no estaban allí y en las pantallas de información decían que llegaría con retraso. En ese momento, me sonó el teléfono. Mi madre, que se habían equivocado de estación (¡No! ¿En qué parte de Londres estarían?, ¿cuánto tardaría en encontrarlos?). Pero al final, resulta que se habían bajado en Victoria de trenes en vez de en la de autobuses.

Al llegar al hotel fue una putada. Mi idea era quedarme a dormir con ellos en su habitación y colarme de alguna manera, pero había que llamar a la puerta para que te abrieran y te recibía un botones. Después, en recepción, la mujer me preguntó varias veces si no queríamos una habitación de tres u otra habitación. Era imposible. Pero cuando bajamos a dar el primer paseo por Londres, tuvimos una idea. El hotel tiene dos puertas, una de entrada y una de salida, por la cual, no hay que cruzar la recepción para ir a la calle. Así que ellos entrarían por la puerta principal y yo les esperaría en la calle hasta que me abrieran la puerta y pudiera colarme. Así hemos pasado todo el fin de semana.

En cuanto al turismo, el viernes estuvimos en Buckingham Palace, St. James Park (donde nos hinchamos de ver ardillas), Trafalgar Square, National Gallery, China Town (no os lo vais a creer, al final los llevé al chinorri puerco del sotanillo, no tengo perdón), Picadilly y Regents Street. Todo el camino andando (ida y vuelta).

La primera parada del sábado fue Primark (así de duro), pero tiene explicación. Quería que mi padre eligiera algún regalo para su santo (ya que el polito se me quedó allí sin pagar) y teníamos que comprar una manta para hacer un picnic a mediodía. Además, así a primera hora no habría tanta gente y hacíamos tiempo hasta la hora que llegase Manon. Cuando acabamos, fuimos al M&S a comprar todas las cositas para el picnic y nos dirigimos a Regents. Después de echar la mañana en el parque, fuimos andando también al British Museum y después a Westminster. La idea era montarnos en el London Eye y ver Westminster de noche, pero a mi padre le daba miedo la noria y empezó a hacer muchísimo frío (y aún no había anochecido). Así que nos fuimos a un Starbucks a tomar algo caliente mientras hacíamos tiempo, pero a las 18:57, una de las empleadas nos avisó de que cerrarían en tres minutos (¡el único Starbucks en todo Londres que cierra a esa hora!). Así que fuimos al hotel y nos pusimos a planear todo el resto de la semana.

El plan de hoy era sencillo. Iríamos a Candem Town y después vendríamos a cenar a casa. A las cuatro (aunque al final avisamos de que llegaríamos cerca de las cinco). De primeras, la idea de pasarnos todo el día en un mercado no le entusiasmaba a mi padre, pero al final creo que la magia de Candem le ha cautivado un poco. Hemos comprado un montón de regalos, nos hemos perdido por las miles de tiendas raras, hemos echado fotos, nos hemos hinchado de comer comida cosmopolita... Pero el chollo se nos ha acabado a las cuatro de la tarde porque teníamos cena (¡y no habíamos dejado de comer en todo el día!).

La cena, contra todo pronóstico, no ha tenido muchas anécdotas (tened en cuenta que ni ellos hablan español, ni mis padres inglés). Aprovechando que hacía buen tiempo (o no muy malo), hemos hecho una barbacoa en el jardín. Los niños haciendo de las suyas y yo intentando traducir a unos y a otros. Han tenido un detalle muy chulo, que han puesto música española (Julio Iglesias, Manu Chao y algún que otro flamenquito). Y, después de ponernos las botas, he vuelto a acompañar a mis padres a la estación.

El rollo es que mañana por la noche quería subir al centro para cenar con ellos en algún pub viendo el fútbol, pero justo resulta que tienen una cena con el jefe de Hugh y tengo que quedarme con los niños desde las cinco y media. Ya os contaré si he logrado escaparme en algún momento...

¡Buenas noches!

jueves, 14 de junio de 2012

Hoy me he despertado a las cinco de la mañana con la luz entrando por mi ventana (en verano tenemos muchas horas de sol, a las cinco ya es pleno día). He descubierto que mi táctica con el antifaz no es la más idónea. Me lo pongo antes de dormir y cuando me despierto por las mañanas tengo que ponerme a buscarlo. Pero hoy no había manera... al final estaba en mi cuello, pero me di cuenta cuando me sonó el despertador.

La mañana ha sido bastante tranquila, porque a Alannah la llevaba hoy al colegio Mave (la madre de Romally) y Tamsyn tenía que llevar a Charlie al oculista para que le revisara las gafas; así que me he quedado en casa planchando. Ya estoy hecha toda una experta planchadora. De hecho, Tamsyn me había dicho que no tenía que planchar todo el cesto (siempre me regaña y me dice que pare de planchar, que la hago sentir culpable), pero me lo terminé en un par de horillas.

Tamsyn y Charlie llegaron a la hora de almorzar, así que le dijo que le daría un sandwich y que después lo llevaría a la guardería porque tenía que llevar a Ruari al médico (hoy ha cumplido su primer mes). El pobre no se podía creer que tuviera que ir a la guardería al mediodía, así que se puso a llorar desconsolado. La cosa es que hoy me tocaba a mí preparar la cena, así que era lo único que me quedaba por hacer hoy. Pero estaba en mi cuarto hablando por Skype con Damian y escuchaba a Charlie llorar abajo. Así que Damian me dijo que por qué lo llevaba a la guardería para un par de horas, que por qué no se quedaba conmigo en la casa jugando y me dio tanta pena que bajé corriendo a decírselo a Tamsyn.

Pero ella tiene una manía, y es que muchas veces se imagina lo que le vas a decir y no te deja terminar. "Tamsyn, do you want to carry Charlie at nursery or you prefere that I...?" (Tamsyn, ¿quieres llevar a Charlie a la guardería o prefieres que yo...?); "mmmm... really? Actually yes, but only if you don't mind" (¿de verdad?, en realidad sí, pero sólo si no te importa); "Of course no!" (¡Por supuesto que no!). "Charlie, I'm going to prepare for you the black buggy. Ana will carry you to the nursery" (Charlie, voy a prepararte el carrito negro que Ana te ve a llevar a la guardería). No me lo podía creer. Me lo debió notar en la cara, porque volvió a preguntarme si no me importaba. Así que tuve que salir corriendo a decirle a Damian que había sido una cagada bajar a preguntarle y me despedí.

Y, en la guardería, hoy Charlie me ha roto el corazón. Casi nada más salir de casa, ya estaba dormido en el carrito. Cuando se durmió, no sabía qué hacer, porque me daba mucha pena dejarlo allí así y no sabía si volver a casa, pero seguí mi camino. Al llegar, intenté despertarlo, pero tuve que cogerlo en brazos entre sueños y, cuando iba a ponerlo en la zona de los niños echándose una siesta, se despertó y empezó a llorar abrazándome. Al final, conseguí dejarlo con una niña que le daba abrazos para que no estuviera triste, pero cuando estaba firmando para irme, me lo encontré agarrado a mi pierna. La niña, la pobre, me decía que ella era su amiga y que siempre jugaban juntos. Por un momento pensé en volverme a casa con él, no podía soportar dejarlo llorando sólo para un par de horas, pero al final, no sé cómo, logré que se separara de mí (aunque llorando).

Como he dicho, por la noche me tocaba a mí preparar la cena. Tamsyn me dijo tortilla, pero como la última vez fue tan desastrosa, he hecho un revuelto de patatas, pimiento y chorizo. Justo antes del partido, los niños se fuero a la cama. Me hizo mucha gracia cuando Alannah ya se había ido y la escuché preguntarle a su padre si me podía volver a decirme una cosa. "Ana, I want to say you something: Come on Spain!" (Ana, te quiero decir una cosa: ¡Vamos España!). Recordemos que los padres son irlandeses. Lo guay es que en vez de mosquearse de broma con ella o cualquier cosa, le dijeron que muy bien, que muy amable por su parte hacia mí.

Aunque hoy ha sido un poco más aburrido ver el partido con Hugh porque no me atrevía a celebrar los goles y a ponerme demasiado contenta. Cuando Torres ha metido el tercero me ha dicho "Ana, you can smile" (Ana, puedes sonreír) y ya he exteriorizado un poco "I forgive you" (Te perdono), me ha dicho. El pobre ya había dicho antes de que empezara el partido que quedarían cuatro a cero.

Bueno, yo voy a intentar dormir algo, que ya es tarde incluso aquí (siendo una hora menos, quiero decir). Mañana llegan mis padres y estoy super ilusionada, no puedo estar quieta. Este fin de semana intentaré colarme con ellos en su habitación de hotel, así que no sé si podré escribir el blog. Si no es así, ¡¡ya os cuento el domingo!!

¡Buenas noches!

miércoles, 13 de junio de 2012

Os lo dije. El buen tiempo inspira a los niños para hacer travesuras. Bueno, tampoco es que hayamos vuelto a la tan lejana semana aquella en la que podíamos salir en manga corta y tomar el sol; pero, al menos, hemos podido dejar los paraguas en casa.

No sé qué pasa, pero el pobrecito Charlie se levanta últimamente muerto de hambre. Cuando llegué a la cocina esta mañana, ahí estaba él esperándome con una sonrisa de oreja a oreja intentando abrir el mueble de los cereales. Se comió los suyos; cuando llegó su padre le echó otros; cuando estaba desayunando yo, me preguntó si podía probar los míos y nos los comimos entre los dos; y, cuando nos acabamos mi bol, tuve que echarle unos poquitos más de los míos porque decía que eran sus preferidos.

Y con Alannah, sigue poniéndome negra con los almuerzos. Qué ganas tengo de que acabe el colegio y no tener que preparárselos más. Cuando acabó de desayunar, "Ana, I want to show you something" (Ana, quiero enseñarte algo- con voz repelente) y ahí que fue a hacer un examen exhaustivo de lo que había en la bolsa. Siempre se inventa algo nuevo. Hoy, lo que no le gustaba era una bolsita de chocolate blanco Milkibar (¿en serio?). Pero yo le dije que no iba a cambiárselo, que ya estaba cansada de que siempre estuviera mal el almuerzo. Y ahí se quedó ella rebuscando en el cajón de las chuches para cambiarlo por otra cosa (por cojones).

Después de llevar a Alannah al cole, tenía que ir con Charlie al parque. Tamsyn me preguntó si iríamos directamente o lo recogería después en casa y yo le dije que me daba igual; así que me lo llevé al cole también. Mala elección. Llevar a Charlie sin carrito significa ir al paso de la tortuga más perezosa e ir al cole con Alannah significa estar muy pendiente de ella porque corre que se las pela. Así que a estar en medio de los dos, llamando a una para que pare y a otro para que ande; con la mochila del almuerzo y el scooter (patinete) de Alannah cargando; y con Charlie llorando cada dos por tres porque Alannah no le espera.

Como sólo teníamos que ir una hora al parque, hemos ido al pequeño que tenemos al lado de casa para no perder todo el tiempo en el camino. No obstante, aunque sólo lo tengamos a cinco minutos de distancia, el camino de vuelta se prolonga hasta media hora (cansinamente comprobado), así que ya le tengo cogido el punto. Primera parada, un tronco que hay tirado en el césped por el que los niños pueden andar porque tiene forma de escaleras (también Charlie tiene que echarle siempre agua a un agujero que tiene el tronco porque, según él, es la casa de las arañitas). Segunda parada, la entrada del parque. Al entrar y al salir del parque hay un camino que se divide y que se vuelve a unir, así que jugamos a "the gate" (la puerta). El juego consiste en que yo me voy por el camino corto y ellos por el largo con su scooter y tienen que pasar la puerta sin que yo les atrape. Tercera parada, salida del parque, donde se pone a coger flores para mamá (flores que pocas veces terminan llegando a casa). Y cuarta y ¿última? parada, la cabina de teléfono. No nos podemos ir sin que haya toqueteado primero los botones de la cabina y fingir que estamos hablando con alguien.

Hacía ya muchos días que no iba a recoger a Alannah al colegio porque Tamsyn siempre intenta hacerlo, pero hoy tenía que recogerla a ella y a Isobel para quedarnos jugando por la tarde en casa, así que ha salido muy contenta. No obstante, el camino de vuelta a casa ha sido horrible. ¡Alannah lloraba por todo! Primero salía corriendo y dejaba atrás a Isobel y, cuando Isobel salió corriendo y la dejaba a ella atrás, empezó a llorar. Luego, que si se sentó en la acera y se pinchó con una piedrecita. Luego, nos cruzamos con Tamsyn y Charlie (que iban al colegio a una reunión para cuando el peque empiece el cole en septiembre) y le dijo que no podía ver la tele cuando llegara a casa y venga a llorar otra vez. Cuando llegamos a casa, empezó a llorar porque Isobel la quería copiar en todo...

Al final, les puse media horita 101 Dálmatas, les pelé dos manzanas y se las piqué en cubitos y en forma de corazón, les preparé unas tostadas y les di chuches. Cuando pasó la media hora, les enseñé a jugar al juego que nunca falla: el de encontrar cosas y traérmelas. Hice una lista con objetos de la casa y les iba diciendo uno (el primero era almohada, pillow), así que tenían que subir corriendo, coger una almohada y traérmela. Pero la regla más importante era que, antes de decirles la siguiente palabra tenían que volver a colocar la cosa anterior en su sitio.

Y poco más. Isobel cenó también en casa con los peques. Bueno, sólo con Alannah, porque Charlie se tumbó en el sofá y cayó rendidito, de verdad que no había quién lo despertara. Así que Tamsyn lo ha llevado directamente a la cama (mañana tendré que darle siete desayunos).

Hoy, también para despedirme, quiero felicitar a mi papi en el día de su Santo. ¡Menuda celebración te espera este fin de semana!

¡Buenas noches!

martes, 12 de junio de 2012

Tengo un mosqueo... Miro el tiempo en el ordenador cada media hora en varias páginas Web, pero siguen dando lluvia para el fin de semana, cuando vienen mis padres. Ya lo tengo hasta pensado, cuando vaya a recogerlos y salgamos de la estación, abriré mi paraguas y les diré: Bienvenidos a Londres. Los días así de lluvia una y otra vez es que son aburridos, ni siquiera los niños estás inspirados para hacer travesuras... Aunque realmente, hoy he pasado poco tiempo con ellos.

Por la mañana, después de mi rutina diaria, Tamsyn llevó a Charlie a la guardería y yo me quedé planchando un canasto lleno de ropa. Y de camisas. Venga a planchar camisas. Con lo bien que se planchan las camisetitas de algodón de los peques o los bodies del bebé. Ya hasta prefiero planchar las sábanas y, si me apuras, hasta los calzoncillos de Hugh. Lo peor es que, como no pueden tender la ropa en el jardín porque no para de llover, ponen toda lo ropa en la secadora y sale hecha un higo. Que hoy hasta me he quemado con la plancha. Ahí tengo en la mano mi primera herida de guerra como ama de casa.

Y, en mi tiempo libre, he empezado a preparar el bolso de viaje con la ropa que sé que no me voy a poner en Londres (me vine muy preparada con ropa arreglada y tacones "por si acaso"). Como me estoy comprando ropa y me vine muy muy justa (recordad que tuve que pagar hasta 50 euros de más por mi equipaje), voy a tener que empezar a deshacerme de mis pertenencias antes de lo previsto.

Por la tarde, recogí a Charlie de la guardería y, aprovechando, le hice unos mandadillos a Tamsyn en el Sainsbury's. Otra vez iba con un poco de miedo a recoger a Charlie por si lo pillo tonto y se pone cabezón diciendo que quiere a su mamá. Pero qué va, el tío tan contento. No parece ni el mismo cuando lo dejas en la guardería que cuando lo recoges. Ahí estaba él, el jefe de la pandilla, con un caracol en las manos y todos los niños admirando al gran héroe detrás suya. En el camino de vuelta, nos encontramos con Joe y con Elliot saliendo del Ballet de las niñas y me preguntaron si me apuntaba con ellos a llevar a Charlie al playground, así que estuvimos media horita, aprovechando que no llovía.

Y poco más. Ya os digo que estos días están siendo poco llamativos. Mañana iré un ratito al parque con Charlie por la mañana y por la tarde me quedaré con Alannah e Isobel aquí en casa, mientras Tamsyn lleva a Charlie al cole de Alannah para una especie de reunión (él empezará en septiembre ¡ya es todo un hombrecito!). Hoy, de hecho, ya he estado hablando con él en el camino de vuelta de nursery (guardería) que tiene que ser un niño muy listo, pero me ha dicho que no quiere hacer deberes.

Y por último, quería felicitar a mi chiquitilla preferida, que hoy cumple cinco añitos ¡Felicidades Pivón!

lunes, 11 de junio de 2012

Esta lluvia va a poder conmigo. Hoy se ha pasado todo el día y toda la noche lloviendo y vuelta a los abrigos y los jerseys de lana gorda. Y lo peor de todo ha sido que, aparte de llevar a Alannah al colegio, no hemos podido sacar a los niños a la calle. Imagináos lo que significa eso para un inglés, ayer (domingo) llovía y estábamos haciendo un picnic en Hyde Park como si tal cosa. Así que a aguantar a dos niños encerrados en casa, poniéndose penosos por momentos y a pasarnos horas y horas viendo dibujos animados.

La mañana de hoy ha sido bastante peculiar. Me levanté, como todos los días, a las siete y Charlie ya me estaba esperando abajo. Le puse su desayuno, vacié el lavavajillas, preparé el almuerzo de Alannah... y, cuando terminé, Charlie quería unas tostadas y la peque seguía sin bajar. Yo ya no sabía qué hacer: me cepillé los dientes, me lavé la cara, me vestí... pero eran las 8:20 y Alannah seguía sin bajar; así que fui a despertarla o no nos daba tiempo de llegar al cole. Cuando llegué a su habitación, estaba dormidita como un lirón y le pregunté si estaba malita (la notaba muy caliente), pero me dijo con los ojitos cerrados "I don't think so" (Creo que no). Bajamos a la cocina y le preparé el desayuno a toda velocidad y, cuando Charlie nos vio, me preguntó si se podía tomar otros cereales (¡Era su tercer desayuno!).

En el camino hacia el colegio, Alannah quería contarle a todo el mundo que se había despertado muy tarde; incluso, cuando llegamos a su clase, me preguntó si yo podía contárselo a su profesora. Odio hablar con esa mujer, porque es la típica inglesa con la que intentas poner tu mejor pronunciación y, aún así, sigue sin entenderte. "Excuse-me. Alannah-wants-to-told-you-that-she-has-woken-up-at-twenty-past-eight-in-the-moorning" (Disculpe. Alannah quiere contarle que se ha despertado a las ocho y veinte de la mañana). Cara de perro pachón de la profesora. "So late" (muy tarde), tuve que explicarle. Y por fin lo entendió.

El resto del día, como he contado antes, muy muy aburrido. Tamsyn llevó a Charlie por la mañana a casa de Elliot para que jugaran un rato y yo aproveché para ducharme, ordenar mi habitación y salir a comprar dos Oyster Cards (las tarjetas del Metro) para mis padres y a hacerme una tarjeta nueva del gimnasio. Ya no he vuelto a pisar la calle. Y, por la tarde, tele y más tele. Por no hacer, hoy ni he tenido que bañarlos, sólo se han dado un lavoncillo.

¡Y mirad a quién he encontrado hoy en la ventana de mi habitación!




No os creais, he ido a cerrar las ventanas corriendo. Cuando se la enseñé a Charlie quería abrirlas, pero le dije que ni hablar. "Why?" (¿Por qué?), "Because I don't want to sleep with a squirrel in my bedroom tonight" (Porque no quiero dormir esta noche con una ardilla en mi habitación).

Y bueno, así a grandes rasgos, este ha sido el día de hoy. Mañana no pinta mucho más interesante, pero los martes se suelen pasar rápidos. Ya os cuento. ¡Buenas noches!

domingo, 10 de junio de 2012

Este fin de semana parece que todo giraba en torno a España: primero el rescate, después el fútbol... Y aquí estoy pegada a los medios de comunicación, sintiéndome como una españolita sola, indefensa y rodeada de guiris; preguntando a todo el mundo cómo se están viviendo por allí las cosas para poder contagiarme un poco.

El día de ayer terminó siendo bastante diferente a como me lo planteé. Cuando me desperté, desayuné y me vestí (como mucha más calma de la que suelo tener los fines de semana) fui al gimnasio para ver si me había dejado allí la tarjeta. No. Así que tendré que hacerme una nueva por 6,50 libras. Es la maldición del gimnasio, nunca podré ir.

El siguiente mandado que tenía que hacer era buscar el hotel de mis padres. A penas tardé diez minutos en encontrarlo. Me quedé muy contenta, porque está bastante bien situado y muy cerca de la estación de autobuses de Victoria, de donde llegarán. No obstante, hoy Tamsyn me ha dicho que el viernes puedo hacer los planes que quiera, así que me quedo más tranquila llevándolos yo misma.

Después de mis quehaceres como buena hija, quedé con Paloma, la nany española, en Picadilly Circus para irnos de compras. Entramos a millones de tiendas que nunca había entrado porque, básicamente, no me puedo permitir. No os imagináis la excentricidades de los ingleses, con especie de bosques dentro de las tiendas y todo. Chulísimas. Y de paso, también entramos a un centro comercial de las primeras firmas en Oxford Street, por el que había pasado mil veces delante y ni siquiera sabía que existía. Mola jugar a adivinar quién está allí para comprar y quién está como tú, simplemente para curiosear.

Pero ya sabéis, lo mío desde que estoy en Londres es Primark. Me estoy aficionando a mirar en los percheros en rebajas y encontrar alguna joyita. Ayer, por ejemplo, cayeron unos shorts con estampado azteca y una camiseta de encaje. Siete libras las dos (se está convirtiendo en mi cifra clave). De paso, aproveché para hacer algún regalito que otro. Salí muy contenta de la tienda porque me había costado menos de lo que pensaba, pero luego me di cuenta que se había equivocado y que me había cobrado una cosa de menos. (Mis ganas, cuando llegué a mi casa y se lo estaba enseñando a mi madre por Skype me di cuenta de que sí, me había cobrado una cosa de menos, pero también me faltaba una cosa en la bolsa).

El camino de vuelta a casa fue horrible. Estuvimos una hora buscando la parada de autobús de Paloma (que al final no encontramos el que queríamos) y después tocaba mi turno. Nos despedimos justo en la parada de metro de Marble Arch, así que aproveché el tirón, aunque después tuviera que hacer trasbordos, con tan mala suerte que cuando estaba en la boca de metro vi el cartel de que no había trenes justo para el sentido que yo necesitaba. Así que me di la vuelta y el guardia tuvo que abrirme la puerta y yo tuve que ir andando dirección Bond Street.

Cuando fui a pasar mi tarjeta por los tornos, me daba error, así que tuve que explicarle al guardia lo que me había pasado y me mandó a la taquilla para que me lo arreglaran. A esperar cola. Cuando por fin llegué a Victoria para coger mi tren, me di cuenta de que no tenía suficiente crédito en la tarjeta para volver a casa (justo en la estación donde hay más gente recargando). A esperar cola. No sé deciros exactamente cuánto tiempo estuve esperando, pero había seis máquinas y sólo una aceptaba billetes y encima los panolis de delante mía usaban mi máquina para pagar con tarjeta. Y, para colmo, justo la mujer que estaba delante de mí utilizó mi máquina para recargar dos libras (lo mínimo son cinco), así que un rato intentando meter el dinero y devolviéndoselo, hasta que tiró la toalla (era algo tan estúpido como pensar que Jack no va a morir esta vez en Titanic). Total, que cuando logré recargarla, mi tren se estaba yendo delante de mis narices. De nuevo, a esperar. Media hora.

Fue desesperante, llevaba dos horas batallando para lograr coger el tren de vuelta a casa. Y, para colmo, mi móvil español no tenía batería y sabía que mi madre me estaría llamando preocupada porque le había dicho que estaría yo sola por el centro y que llegaría temprano a casa y ya eran más de las once en España.

El día de hoy ha sido, sin duda, más tranquilo, aunque tampoco ha tenido nada que ver con cómo me lo había planteado (eso significa no gimnasio). Me levanté a las diez (récord, creo) y Tamsyn me dijo que si quería ir con ellos a mediodía a hacer un picnic en Hyde Park. La idea sonaba bien y, esta vez, me apetecía; así que, en contra de mis planes, me apunté. Además, aparte del día de parque, prácticamente me han hecho una visita guiada en coche por Londres.

Hyde Park estaba hoy precioso, lleno de fuentes, niños jugando... El tiempo no ha sido muy allá, pero se estaba agusto. Cuando llegamos, los niños se descalzaron, se "despantalonaron" y se pusieron a andar por una especie de arroyo-fuente (el agua estaba tan fría que el pobrecito Charlie tenía las piernas rojas rojísimas). El picnic no fue tal, pero nos fuimos a la terracita de un bar a tomarnos un jamoncito, un choricito, salchichón, pepinillos, aceitunas (malas), empanada de salmón... Y después dimos un paseo por el parque, que estaba precioso; pero no muy largo, porque el partido empezaba a las cinco y el tráfico en Londres es horrible.

Antes de ver el partido, nos pintamos las caras. Mi pretensión es que todos tuviéramos las banderas de España e Irlanda, pero al final yo acabé con dos banderas de Irlanda, Charlie con una araña roja y Alannah con toda la cara roja, el cuello azul (por delante y por detrás), una mariposa que le ocupaba toda la barriga y todas las tetillas y un arco iris en cada brazo. Pero Hugh estuvo muy atento, porque vistió a Charlie con una camiseta roja y unos pantalones cortos azul marino. Decía que los irlandeses querían que ganase España, porque saben que va a clasificarse y que así Italia no puntuaría. Así que hoy he tenido doble sesión de fútbol.

Mañana, de nuevo, semana completa. El tiempo sigue sin darse cuenta de que ya va siendo verano. Pero me conformo con que haga bueno los días que estarán aquí mis padres. La semana que viene sólo podré tener la cabeza en el viernes...

viernes, 8 de junio de 2012

Realmente, aún no entiendo por qué, pero Alannah de repente me quiere. Y lleva dos días haciéndolo. Si bien es cierto que no tenía motivos para no quererme porque siempre me porto genial con ella, en realidad no ha habido nada en concreto que haya podido hacerle cambiar de opinión. Pero bueno, la verdad es que estoy muy contenta, aunque eso me suponga doble trabajo, porque tengo que estar todo el día con ella.

Ya por la mañana noté el cambio. Antes, cuando me veía, nunca contestaba a mis "good moorning" (buenos días) y hoy, mientras bajaba las escaleras, ya estaba llamándome: "Ana, will we go today to the swimming pool?" (Ana, ¿vamos a ir hoy a la piscina?). Estuvimos desayunando juntas y después nos sentamos a ver la tele con Charlie. Yo me cogí la mantita y al rato se vino a tenderse conmigo y ya estuvimos los tres acurrucaditos viendo la tele con la manta (no es tan idílico, también pegaban saltos, nos escondíamos debajo de la manta, me tiraban cojines...).

Cuando ordené los cuartos, los vestí y Tamsyn se levantó y salió de la ducha, me subí a mi habitación a descansar un poco. Normalmente, no suelo tener descansos por la mañana, pero hoy me tocaba trabajar toda la tarde. Aproveché para hablar con Damian por Skype, pero al poco rato (algo así como una hora después) Alannah me estaba llamando: "Ana, I want to show you something!" (¡Ana, te quiero enseñar una cosa!), "Ok baby, wait a moment please!" (¡Vale pequeña, espera un momento por favor!). Pero no esperó, abrió mi puerta y se metió conmigo en la cama. "Ana, can I see your boyfriend?" (Ana, ¿puedo ver a tu novio?). Así que le puse los cascos y se pusieron a hablar los dos.

Os transmito lo que decía Alannah que es lo único que podía escuchar: "Hello", "hola", "how do you know my name? Ana has told you?" (¿cómo sabes mi nombre?, ¿te lo ha dicho Ana?), "some people call me Alannah banana" (alguna gente me llama Alannah plátano), "And do you know my brother's name?" (¿y sabes el nombre de mi hermano?), "he has a song" (él tiene una canción; y se la cantamos entre las dos), "And do you know Ana's dady name? Antounios; and Ana's mumy name? Paqui" (¿y sabes el nombre del papi de Ana? Antounios; ¿y de la mami de Ana? Paqui), "are you in your couch or in your bed?" (¿estás en tu sofá o en tu cama?). Y después nos despedimos lanzando besitos (aunque ella se iba a comer la pantalla) y enseñando los pies.

Cuando terminamos de hablar por Skype, Charlie también se vino a mi habitación y empecé a hacer la cama con ellos dentro, empezaron a saltar en mi cama con los zapatos puestos... y acabamos jugando al escondite en mi habitación. Lo gracioso es que Tamsyn tenía que arreglarse y puso a Ruari en mi cama tendidito. Así que allí estábamos todos. Alannah es un poco mejor jugando al escondite (qué digo, es buena); pero Charlie aún no lo entiende. "Ana, I'm going to hide in your bascket and you have to find me, ok?" (Ana, me voy a esconder en tu cesta y tú tienes que encontrarme ¿vale?). Y yo me hago la tonta y cierro los ojos, cuento hasta veinte y disimulo que lo estoy buscando por todos sitios y no lo encuentro, pero al ratito sale de su escondite con una sonrisa de oreja a oreja... y luego me dice dónde está Alannah. Y se mosquean.

La hora del almuerzo ha sido horrible. Les preparé sus sandwiches, pero no había manera de que se los comieran. La mesa estaba llena de manualidades, tijeras, purpurina, elefantitos rosas... y ellos estaban en todo menos en comer. Al final conseguí que se lo acabaran todo amenazándoles con no ir a la piscina. Varias veces. Pero el peor momento, sin duda, fue cuando estaba en la cocina preparándome mi sandwich y escuché el gran ruido. Alguien se había caído de la silla. Salí corriendo y allí estaba Alannah, con cara de asustada, caída en el suelo y con la silla encima. Siempre se pone a balancearse con dos patas y le decimos que no lo haga, que es peligroso. Cuando la cogí en brazos y la abracé dándole besitos empezó a llorar y, en vez de decir que se había hecho daño, me decía "sorry Ana" (Perdón Ana). Le dije que no se preocupara, pero que no lo hiciera más porque es peligroso, me prometió que sí. Esta noche ya lo estaba haciendo otra vez.

El camino al gimnasio ha sido divertido; lloviendo, pero divertido. Ahí íbamos los tres cogiditos de las manos formando un círculo y cayéndose al suelo. ¡Ah, sí! Y a Alannah se le caían los pantalones y se quedaba en braquitas, y Charlie para imitarla ahí que se los bajaba también y los dos medio encueritates por la calle.

En la piscina (una climatizada que hay en nuestro gimnasio), teníamos que ir primero a cambiarnos en el vestuario. He pasado un poco de vergüenza, porque sabía que aquí sólo llevan bañadores tipo guiri hortera y yo sólo tengo mis bikinis playeros. Antes que Tamsyn se fuera, le pregunté si estaría bien así y me dijo que sí, que flashearía a toda la piscina... Así que en el vestuario y en el caminito a la piscina iba tapada con una toalla, pero al final vi a dos muchachas en bikini y me sentí mejor (quizá ellas fueran las canis del barrio, pero me conformaba).

Los peques iban con sus manguitos (Charlie, con sus gafillas de bucear también), pero Alannah podía quitárselos de vez en cuando (a petición expresa de sus padres, sólo cuando yo estuviera con ella y Charlie cerca de nosotras. Luego me he enterado que el fin de semana pasado fue su primera vez). Nos lo hemos pasado genial, tres horas allí en remojo. Quizá la anécdota sea que había un hombre (de 41 años, pero muy apuesto; se parecía al del catálogo de H&M o al protagonista de El Diario de Noah, con el pelo largo y barba) con un bebé de seis meses bañándose. Allí que estaba Alannah preguntándole de todo. Lo increíble es que al bebé también iba y le daba besos en la boca con lengua y el otro le correspondía. El padre y yo n dábamos crédito. El pobre decía: "She is his first girlfriend" (Ella es su primera novia); pero ya no le hacíamos mucha gracia y se alejaba de nosotros.

Cuando ya teníamos los dedos ultraarrugados, nos fuimos de nuevo a los vestuarios y nos duchamos juntos los tres (tampoco era tan idílico como suena. Tardamos una hora en estar vestidos todos de nuevo. Ya se iban a hacer caca, ya se metían en las taquillas...). Y, cuando logramos acabar, llovía más que cuando llegamos. Lo peor es que no llevaba paraguas y el chaquetón de Charlie no tenía gorrito, así que le tuve que poner su toalla/albornoz por la calle. Bueno, y para todos aquellos que estáis esperando a que se me pierda algo, he perdido la tarjeta del gimnasio. Sí, la primera vez que he ido.

Y, al llegar a casa, Tamsyn seguía sin estar. Así que he puesto unos nuggets de pollo y patatas fritas. La verdad es que la cena no ha sido muy complicada, después de la piscina estábamos todos muertos de hambre.

Cuando Tamsyn llegó, le conté lo de mi tarjeta. Pensaba que Alannah no estaba pendiente, pero cuando se iba a ir a la cama me ha llamado y me ha dado una tarjeta así con dibus, muy chula, en la que pone "You're the Best Friend ever!" (eres la mejor amiga que he tenido; el ever es difícil de traducir). Realmente, ella no sabe leer, pero la tarjeta es con unas niñas abrazándose. me ha dicho que me la da porque he perdido mi tarjeta del gimnasio, pero que esta la guarde para siempre. Desde luego que lo haré.

Y también me preguntáis mucho por el papel del bebé en toda esta historia, que nunca aparece por ningún lado. Realmente, mi trato con él es el de cogerlo en brazos cuando Tamsyn lo necesita, verlo dormidito, darle besitos, se me duerme en los brazos, le digo tonterías, de vez en cuando me vomita encima... Charlie es adorable, porque Alannah hace una semana me soltó que Ruari no era mi bebé (sin yo haber dicho nada); pero Charlie, a menudo, me dice: "Ruari is mumy's, dady's, Charlie's, Alannah's and your baby" (Ruari es el bebé de mamá, papá, Alannah, Charlie y tu bebé".

El tio es genial, le encanta tenderse con Ruari en el parque y le dice a su madre que si porfi, le puede enseñar a jugar. O, de repente, pregunta que si Ruari sabe andar o le pide a su madre que le de chuches a Ruari. Alannah tiene un papel más de madre posesiva.

Mañana será mi primer sábado sola en Londres. Aprovecharé para dormir, ir al gimnasio (si consigo mi tarjeta) y hacer unos preparativos para cuando lleguen mis padres el viernes. Ya os cuento. ¡Buenas noches!

jueves, 7 de junio de 2012

Hoy me he despertado unos minutos antes de que me sonara el despertador. En el primer segundo, creía que me estaba despertando en mi cama, en Fuengirola, pero un segundo después he pensado que lo más seguro es que estuviera de nuevo en Londres y no quería abrir los ojos para toparme de bruces con la realidad. Y lo peor es que hoy ha sido un buen día, pero tengo el ánimo por los suelos. Os parecerá una tontería, pero realmente creo que el mal tiempo (la lluvia y la ausencia de sol) están haciendo estragos en mi personalidad. Pero como os he dicho, hoy ha sido un buen día.

Por la mañana, tenía que llevar a Alannah a un camp (se traduce como campamento, pero realmente era un día en un campo de deportes, haciendo ejercicios con monitores); pero nada más salir de casa, Alannah me lo dejó claro: "Actually, the camp is not really exciting" (Realmente, el campamento no es muy emocionante), "Why? What do you do in the camp?" (¿Por qué?, ¿qué haces en el campamento?); "Just exercises" (Sólo ejercicios); "But you love sports! You are always running with your friends!" (¡Pero a ti te encanta el deporte!, ¡estás siempre corriendo con tus amigos!), "Yes, but this is when I'm playing" (Sí, pero eso es cuando estoy jugando).

El campamento era en algún lugar del gimnasio y sus múltiples pistas, así que, una vez que llegáramos, teníamos que preguntar. El problema es que el gimnasio está en una especie de complejo y no era capaz de recordar el camino, así que un hombre se acercó a mí para decirme dónde estaba, pero cuando llegué con él a donde me decía, aquello no me sonaba de nada y parecía un instituto (me debió ver cara de madre adolescente). Así que cogí el camino de vuelta para encontrar el gimnasio. Alannah vio el cielo abierto: "So, do we have to come back home?" (Entonces, ¿tenemos que volver a casa?). Al final encontré a una mujer con dos niños y le pregunté si iba al campamento, así que nos fuimos juntas.

Cuando llegué a casa, me puse a planchar una montaña de ropa. Ya le he cogido el truco y soy mucho más rápida, además de que ya plancho sábanas que da gusto (sí, no me preguntéis por qué pero siempre hay sábanas para planchar; de hecho hoy habré planchado cuatro o cinco).

A las doce tenía que recoger a Alannah, así que apagué la plancha y me fui de nuevo al gimnasio. Cuando llegué, empezamos a saludarnos desde lejos. Estaban cayendo las primeras gotas con fuerza, pero los monitores no tiraban la toalla y ahí seguían con los niños de cuatro años en mangas cortas, como si tal cosa. Cuando por fin acabaron, Alannah llegó echando unas lagrimitas. La cogí y la abracé y ya se puso un poco más contenta.

El camino de vuelta a casa fue divertido, echando carreras, subiéndonos en cada banco a cantar y a bailar como si fuéramos cantantes famosas... (sí, no tengo sentido del ridículo). En mitad del camino, me hizo pararme y cerrar los ojos. Lo hice, pero no confiaba mucho en ella, así que abrí el ojillo derecho con cuidado. Estaba cogiendo la única amapola que había en todo el jardín. Cuando la metió en su mochila, me dijo que podía abrir los ojos y que tenía una sorpresa para mí cuando llegáramos a casa. No me podía creer que la flor fuese para mí, así que me cercioré: "Oh, you are so kind Alannah, mumy will be so happy when you give her the sorprise" (Oh, eres muy amable Alannah, mami estará muy feliz cuando le des la sorpresa). "No, the sorprise is not for mumy, it's for you!" (¡No, la sorpresa no es para mami, es para ti!). Al final se le ha olvidado y no me la ha dado en casa, pero la intención es lo que cuenta.

El resto de la tarde ha estado todo el rato jugando conmigo y cariñosa. Además, la he podido bañar bien, ha cenado bien, la he acompañado al baño bien... Pero les encanta ir al baño juntos y asomarse para ver las cacas del otro. Charlie, además, ahora ha aprendido a decir "I need it in my game!" (¡Lo necesito en mi juego!), cada vez que está haciendo una travesura y le decimos que no, como si realmente estuviera jugando a algo y de verdad fuera necesario.

Después de la cena, Alannah se ha inventado un juego parecido a la versión fea del juego de las sillas. Charlie y yo sentados en el suelo, pasándonos una silla mientras ella cantaba una canción. Y, cuando paraba, el que tuviera la silla en las manos ganaba (siempre paraba cuando la tenía Charlie). Pero era demasiado tarde (se suelen acostar a las 19:30), así que Tamsyn le dijo que tenía que parar el juego ya. Se fue mosqueadísima llorando del salón y se subió a su habitación. Para mi sorpresa, en vez de llamar a su madre llorando como siempre hace, me llamaba a mí. Ya sé que los niños siempre hacen eso, pero ella nunca lo había hecho conmigo...

Y mañana será el último día laborable de la semana y me iré con los peques a la piscina. Suena divertido, pero con lo bichos que son, veremos a ver...

¡Buenas noches a todos!

miércoles, 6 de junio de 2012

Hay días en los que a uno no le sale nada bien. A menudo me pregunto si estaré siendo una buena au pair y si estaré cumpliendo con las expectativas que tenían sobre mí antes de llegar. De todos modos, ese tipo de sensaciones ya no me afectan como al principio. Sé muy bien por qué estoy aquí y por cuanto tiempo. Al final, es todo cuestión de actitud.

Hoy Alannah no tenía colegio, así que iba a llevar a los dos peques al nuevo playground. Es precioso. No tiene muchos colorines como suele pasar, pero son todos los columpios de madera fina, hay de todos los que os podáis imaginar y el suelo es de césped y de arena finita. No obstante, es un peligro para ir con dos niños porque es gigante y está lleno de niños y a la mínima se te despistan. Lo hemos pasado muy bien, aunque Charlie no paraba de llorar porque había cosas difíciles de hacer para un niño de tres años y Alannah no paraba de mosquearse porque Charlie no le hacía caso.

Su columpio preferido ha sido una especie de tirolina. Al principio les daba miedo, pero cuando lo han probado ya no querían hacer otra cosa, a pesar de que había que esperar un montón de cola. Había hasta un muchacho de unos dieciocho o veinte años esperando en la cola de los niños de tres y cuatro años para montarse. Charlie la primera vez se ha caído, la segunda vez ha llorado y ya la tercera ha sido un campeón. Alannah es mucho más aventurera para esas cosas.

En el camino de vuelta a casa, los pequeños estaban demasiado cansados para volver andando, así que ahí que llevaba yo el carrito rojo (el roto) con los dos niños montados en edades próximas a hacer la mili y los dos scooters. El panorama no podía pintar peor hasta que empezó a llover a mares. Por supuesto, llevaba mi paraguas, pero no tenía manos para sujetarlo. Vamos, la pera limonera. Cuando estábamos llegando a casa, Charlie empezó a llorar de nuevo. Le pregunté qué le pasaba, pero cuando habla llorando nunca le entiendo, así que supuse que estaría cansado y que quería llegar a casa con su mamá, pero no se conformaba con seguir el camino a casa. Al final resulta que lloraba porque se le habían caído las gafas al suelo y tuvimos que volver el camino hacia atrás para buscarlas.

Cuando por fin llegamos, Tamsyn aún no estaba en casa, así que Alannah se subió a su cuarto a ponerse un vestido (cómo no) y Charlie se tumbó en el sofá con su chupete mientras veía la tele. Para el almuerzo, Alannah no quería sandwich de queso, quería queso con pan (realmente diferente) y de beber, monkey blood (sangre de mono). Es una bebida que su padre les prepara con un concentrado de arándanos (o algo así) y agua. Cuando me di cuenta, ¡estaban mojando el pan y el queso en el refresco! Les dije que no lo hicieran, pero total, decían que estaba "jumy jumy in my tomy" (algo así como rico rico en mi barriga) y para una vez que se lo estaban comiendo todo y que además no estaba la madre... Cuando acabaron de comer, les di unas chuches y les puse una peli: Toy Story 2.

Esta noche estaban tan cansados que no había quién los aguantara (de verdad no entiendo cómo la madre no se da cuenta de que necesitan una siesta). Charlie estaba como siempre que se pone penoso, llorando y riendo a la vez; Alannah con sus espectáculos. Cuando me he sentado con ellos a cenar (spaghetti), Alannah quería que le quitase toda la cebolla. Cuando le he quitado así lo más visible, he hecho lo común: mezclar la pasta con la salsa. Pues no, no le gusta mezclada. Y venga a llorar como si le hubiese pasado la mayor tragedia de su vida. ¿Cómo puedo yo saber que no le gusta mezclado? Pero esta vez la madre no le ha consentido cambiar el plato. Y lo peor es cuando empieza así a llorar y la madre no le hace caso. Su siguiente paso es empezar a llorar más fuerte aún gritando "I love you so much mumy!" (¡te quiero mucho mamá!); la madre le dice cansada que ella también y ella sigue llorando más fuerte aún "You haven't cold me baby!" (¡no me has dicho bebé!); "I love you too baby" (yo también te quiero bebé). Es una conversación tremendamente repelente.

Y sobre lo de que hay días que a uno parece que todo le sale mal, no sé, son pequeñas tonterías. Por ejemplo, esta mañana Tamsyn me dijo que si me importaba coger the pump de el coche, para no hacerla cambiarse de ropa. Le pregunté lo que era eso, pero se ve que no debí entenderlo bien, porque eso no estaba en el maletero. Total, que se tuvo que vestir ella y allí estaba, una bomba de aire para inflar las ruedas del carrito. O, por ejemplo, cuando Tamsyn llegó a mediodía y los niños estaban viendo la tele "Oh, monkey blood, who has done it for you?" (Oh, sangre de mono, quién os lo ha hecho?), puse carilla de broma, pensando en lo buena que había sido preparándolo para ellos, pues resulta que eso sólo se lo ponen los fines de semana. Otro ejemplo, voy a preparar el baño como todos los días y cuando meto a Alannah empieza a decir que está muy fría, "no, it's not cold!" (¡no, no está fría!), pues justo estaba ahí Tamsyn y la tocó y me miró diciéndome "yes, it's really cold" (sí, está realmente fría). No lo estaba.

Y nada, mañana tengo que ir con Alannah a un sitio para hacer deporte o yo no sé qué, el viernes con los dos peques a la piscina y se acabó la semana...Ya os iré contando. ¡Buenas noches!

martes, 5 de junio de 2012

Antes de seguir escribiendo, debo haceros una advertencia: el día de hoy puede ser uno de los más aburridos de contar desde que llegué a Londres. No obstante, tengo preparada una sorpresilla al final para compensaros.

A pesar de que hoy también era festivo en Inglaterra, quedé con Tamsyn que me levantaría a las siete para preparar el desayuno a los niños y echarle una manilla por la mañana. He dormido fatal toda la noche, así que me costó mucho trabajo hacer caso al despertador. Después de un desayuno normal en una mañana totalmente normal, estuvimos jugando a los médicos. Es un juego que me inventé el otro día, en el que uno se pone malo, lo llevamos al hospital, el otro es el médico y le hacemos tonterías hasta que se cura (este juego me viene muy bien para cuando se dan golpes tontos pero empiezan a llorar).

En cuanto los padres se levantaron, ya tenía todo el día para mí. Lo que hice fue ir a la cama, todavía calentita, y darme una sesión de Skype y redes sociales. Ellos tenían el tan esperado Big Lunch (en el que todos los vecinos de Londres salen al parque más cercano a almorzar juntos), pero con la lluvia y el frío sólo estuvieron un par de horas. No obstante, dicen que estaba lleno. A los ingleses, el mal tiempo no les impide hacer nada.

La tarde me la he pasado entera durmiendo. Tanto es así que, cuando me levanté y fui al salón, Alannah me preguntó dónde había estado todo el día. Básicamente, me he levantado para cenar (tened en cuenta que hemos cenado sobre las 18:30), preparar a los niños para la cama y volver a acostarme. Lo único productivo que he hecho en todo el día ha sido dejarle a Tamsyn una tarjeta de cumpleaños que le compré ayer, aunque con varios días de retraso.

Esta semana será cortita, aunque Alannah no tiene colegio hasta el lunes y el tiempo no va a ser el más idóneo para ir al parque. Ya os iré contado.

Os dejo con fotitos de ayer en el concierto y con un video que grabamos con todo nuestro amor. El mensaje lo dice todo: I'm a little drunk and I need you now (Estoy un poco borracho y te necesito ahora).








Como os prometí anoche, os contaré mi experiencia en el Diamond Jubilee Concert. Me atrevería a decir que fue una de las mejores experiencias desde que llegué a Londres. Imaginaos, un poco de vino, una manta, Hyde Park lleno a rebosar y buena música: Robbie Williams, Kylie Minogue, Elthon John, Paul McCartney, Take That, Jessie J, Steve Wonder, Tom Jones, Will.i.am (el negro de los Black Eye Peace)... Por supuesto, tampoco faltó un poco de lluvia.

Como ya llevábamos dos días quedando y el concierto no empezaba hasta las 19:30, decidimos vernos a la hora del almuerzo. El domingo habíamos visto en Victoria Station un restaurante buffet de pizza por seis libras y algo. Así que ese fue nuestro lugar de encuentro. Después de ponernos púas, el plan era comprar algo de beber y una manta para ver el concierto en alguna de las pantallas gigantes (dando un paseo para bajar la comida).

Cuando pasamos por Buckingham Palace, sobre las 14:00, la cola de los afortunados que habían conseguido entradas ya era interminable y en St. James Park ya se veían un montón de mantas frente a las pantallas gigantes. Había también un plató de televisión improvisado con un montón de gente asomada para ver algo y policías impidiendo el paso. Por supuesto, preguntamos. "Excuse me, are they famous?" (perdone, ¿son famosos?), la gente se queda de piedra con este tipo de preguntas. No sabría traducir exactamente lo que me dijo pero, como intuíamos, eran presentadores de televisión conocidos en Inglaterra. Imaginábamos que serían algo así como los Ana Rosas y Jesuses Vázquez.

Estuvimos dudando si quedarnos en St. James porque, además, está al lado de Buckingham y quizás podríamos escuchar la música en directo; pero teníamos que ir antes a comprar refrigerios y una manta/toalla, así que nos dirigimos a Oxford Street para comprarla en Primark. Como buenas londinenses que estamos hechas, ya no necesitamos mapa para movernos por la ciudad, pero llegamos a Oxford Street por una calle que nunca antes habíamos visto y que nos dejó alucinadas. Estaba llena de tiendas lujosas de las firmas más importantes del mundo: Dior, Chanel, Dolce & Gabanna, Versace... Aunque los nombres iban decreciendo a medida que avanzábamos la calle... hasta llegar a Primark. Pero primero fuimos al M&S a comprar algo de beber.

Nuestra idea era comprar un tintito con algún refresco de limón (aquí no existe la Fanta de limón), pero no lo había en formato brick, así que no era demasiado barato. El otro handicap era que no teníamos sacacorchos, por lo que teníamos que buscar el más barato de entre los que se abrían con rosca. Al final encontramos algo. Pero, de repente, vimos la luz al final del túnel. Oferta: una botella de vino rosado + botella de champán afrutado + zumo de granada (atentos al dato) + gaseosa de lima = 12 libras. No teníamos ni idea de a qué sabría todo eso mezclado, pero el cóctel nos pareció cachondísimo. Del mismomodo, tampoco había vasos de plástico, así que vimos unas copichuelas de cristal muy estilosas y nos las adjudicamos.

El siguiente paso era comprar la manta. En contra de todas nuestras expectativas (todo Londres estaba en Buckhingham y St. James), Primark estaba más lleno que nunca. Hicimos vista de caballo mirando sólo el camino hacia las mantas para no distraernos con precios golosos, hasta que encontramos una suficientemente grande para las dos por sólo tres libras. Cuando llegamos a la planta baja para pagar sin tanto bullicio, Manon había perdido su chaqueta. La esperé abajo con nuestra cajita de refrigerios mientras miraba persona por persona a todos los que bajaban por las escaleras mecánicas. Imposible. Pasados 15 largos minutos, Manon apareció con su chaqueta en la mano. Después de haber preguntado a varios empleados y creer que tendría que dar sus datos por si la encontraban, se topó con uno que acababa de encontrarla y justo iba a llevarla a objetos perdidos.

Como estábamos cerca de Hyde Park, decidimos pasar para ver cómo estaba el ambiente. Había cuatro pantallas gigantes repartidas por la zona de Marble Arch (esas son, al menos, las que vimos) y, a pesar de que estaba lleno, encontramos un buen sitio, así que nos quedamos. Antes de empezar el concierto, hubo actuaciones de grupos africanos, mahoríes... En un momento, empezó a llover muy fino, pero nada que no pudiera combatir un paraguas. El resto de la noche no estubo mal, pero cada vez que se veía un rayo de sol la gente lo alababa casi tanto como a la Reina. Había gente de todas las nacionalidades. Conocimos a norteamericanos, brasileños, franceses, españoles... Sobre el concierto, mejor os dejo algún vídeo de Youtube, no tienen desperdicio (tenemos un vídeo de las dos cantando motivadas, veré si es subible una vez que Manon me lo pase. Las fotillos las subiré en cuanto las tenga).





Después de los fuegos artificiales, que cerraron más de tres horas de música, llegaba el momento de volver a casa en el mismo metro que millones de personas. Decidimos coger el de Bond Street para evitar la misma cola que nos tocó al salir de Hyde Park, pero se ve que no fuimos las únicas en pensar lo mismo. Yo estaba preparada con los horarios de mi tren, pero ayer se los tomaron por el pito de un sereno. Al final tuve que esperar más de media hora en la estación. Llegué a mi casa a las 12:15 y reventada. Así es el horario inglés...

Os dejo con algunas fotillos del sábado en la cabalgata de barcos. ¡Volveré esta noche!

 Mi saludable lunch (almuerzo)


Pimm's

domingo, 3 de junio de 2012

Hay dos frases que podrían resumir el día de hoy y entre las que no me puedo decantar. Una es que odio el tiempo de Londres. La otra, que si todos los días fueran fin de semana, volvería con veinte kilos de más y con el colesterol por las nubes.

Ya antes de llegar a Londres estábamos esperando ansiosas el día de hoy. El sesenta aniversario de la coronación de la Reina, el famoso Big Lunch… de hecho, este era el único fin de semana intocable para regresar a España o hacer planes alternativos. El desfile de barcos por el río Támesis empezaba a las 14:30 en Chelsie, sin embargo, quedamos a la hora de siempre porque nos advirtieron que habría mucha gente.

Cuando bajé a desayunar, en la casa aún estaban los amigos de Hugh y Tamsyn (esta casa está siempre llena de gente; afortunadamente, no bajé en pijama). Hugh estaba jugando con los niños a que se inventaran historias (me parece un padre genial). La de Charlie trataba de dragones, dinosaurios, monstruos, brujas y una princesa. La de Alannah era de una niña que salió de su casa y estaba esperando el tren pero se le escapó, así que llegó una tal Isobel (cómo no), le regaló caramelos y, al final, acabó cogiendo un avión rosa y se fue a vivir a una casa amarilla en Bermuda para toda la vida.

Cuando llegué a Victoria, la estación estaba más llena que nunca. Había un monton de puestecillos vendiendo banderas, gorros y caretas; un grupo de música vestidas de bandera, de los pies a la cabeza; y cientos de personas vestidas para la ocasión: abrigos con estampado de bandera, corbatas con estampado de bandera, botas con estampado de bandera, leggins con estampado de bandera, shorts con estampado de bandera, uñas con dibujo de bandera, caras pintadas de bandera... ¡hasta los perros llevaban sus banderitas!

Al llegar al puente del río, nos enteramos de que había que pagar para ver pasar los barcos y que sólo en un lado del río era gratuito, pero que había gente esperando desde las seis de la mañana (no paseis por alto el frío que ha hecho hoy y la lluvia incesante). Así que empezamos a intentar buscar un hueco, pero lo mejor que encontrábamos nos permitía ver una esquinita entre los árboles, así que no merecía la pena quedarnos planchadas dos horas bajo la lluvia, muertas de frío y sin comer. Y hablando de comida, ya hechas al horario inglés, nos fuimos a comprarnos una hamburguesa con unas patatas (compartidas) en uno de los puestos ambulantes típicos de feria.

El día pintaba bastante mal, sólo estábamos paseando por el camino del río, entre el tumulto, heladas, intentando buscar un sitio y cada vez más desanimadas. Nos compramos un chocolate caliente, pero no nos sirvió de mucho. Hasta que vimos que en una de las pantallas gigantes había un grupo de música tocando, una barra y gente bebiendo y vimos el cielo abierto. había una de las bebidas que llevamos con ganas de probar desde que la vimos el primer fin de semana. Se llama Pimm's y es una especie de sangría a la inglesa. Lleva un licor, gaseosa, hierbabuena, fresas, naranja, limón y lima. ¡Y está buenísima! Aunque la idea era que el alcohol nos quitara el frío y fue como tomarnos un zumo de frutas.

La salida de los barcos la vimos desde la pantalla gigante. Aún me sigue asombrando cómo los británicos adoran a la Reina y le gritan y le chillan (en el buen sentido) como si fuera su grupo favorito en un concierto. Pero nosotras también aplaudíamos como las que más. Nos ha faltado comprarnos una careta. Había de la Reina, de Carlos, de Camila, de Kate... imaginaos las típicas de cartón con los ojos recortados. De hecho, hemos ido a preguntar el precio y todo, pero eran demasiado caras. La conversación con el vendedor ha sido: "Excuse me, how much is it?" (Perdone, ¿cuánto cuestan?), "3 pounds", "Ah ok, and who is him?" (Ah vale, y quién es ese?), "him? the Queen's husband, Philip" (¿él?, el marido de la Reina, Philip). Y nos hemos ido. El pobre vendedor se ha quedado de piedra. Pero es que no teníamos ni idea de quién era y Manon estaba segura de que el pobre hombre sin ojos se había muerto.

Manon tenía que trabajar hoy de baby sitter, así que nos hemos venido antes que de costumbre. Aunque no nos ha pesado. Estábamos cansadas y muertas de frío. Lo peor de este tiempo es que necesitamos estar bajo techo y, como no tenemos dónde estar, entramos a algún restaurante de comida rápida y consumimos para que no nos echen. Mi comida en todo el día de hoy ha sido; cereales; hamburguesa con cebolla, queso y bacon; chocolate caliente; tres vasos de Pimms; y un Mc Flurry (afortunadamente, también hemos andado mucho).

Mañana y pasado serán festivos en todo Reino Unido, La idea de mañana es ir a Hyde Park a ver en las pantallas gigantes el concierto de Elthon John y Paul Maccartney (entre otros) en las pantallas gigantes y quedarnos para los fuegos artificiales. Esperemos que no llueva... Cross fingers (Crucemos los dedos).

sábado, 2 de junio de 2012

Creo que Londres ha dejado de sorprenderme. Las primeras semanas no podía parar de decir una y otra vez "qué bonito es Londres" y ahora paso por los lugares más emblemáticos sin ni siquiera mirarlos. No obstante, hoy hemos visto Westminster desde otra perspectiva y sigue siendo realmente precioso, pero nuestros días de turismo por la ciudad se han acabado. Hoy, de hecho, aprovechando que el día era de nuevo invernal, hemos pasado toda la tarde en un Starbucks y en un Mc Donalls. Como lo oís. Pero empecemos por el principio.

Por la mañana coincidí con los niños cuando bajé a desayunar. El tiempo decía que hoy volvería a hacer frío y que había posibilidades de precipitaciones por la noche, así que aproveché para estrenar la falda larga que me compré en las últimas rebajas y que aún no me había atrevido a ponerme. Pero no me sentía muy cómoda, así que le pregunté a los peques si les gustaba. Les encantaba. Sobretodo a Alannah, que no paraba de pedirme que diera vueltas para que la falda volara. "Why don't you wear this skirt everydays?" (¿por qué no te la pones todos los días?). La verdad es que hoy han dejado hasta de ver los dibujitos para venirse a la cocina conmigo. Lo nunca visto.

Hoy el plan era bastante nulo. Al ser el primer día del fin de semana del Jubilee Diamond pensábamos que habría muchas cosas por las calles, aunque no hubieramos visto nada por Internet. Así que improvisaríamos. El primer sitio de quedada era High Park, donde siempre se celebra todo, pero había una fiesta para padres e hijos (previo pago), donde estaría Fireman Sam, Peppa Pig... Por lo que nos fuimos a Trafalgar Square, pero además de un escenario, una pantalla gigante y guiris con banderas, sombreritos, caretas de la Reina y niñas con vestidos de frunces estampados con la bandera, no había nada. Así que nos fuimos a comer a China Town.

Así, más anécdotas que pueda contaros de cosas que hemos visto, en una tienda con una marca de gaviota (en La Cañada hay una, me acordé mucho de Damian porque le encanta esa tienda) había un ejército de tios buenorros en calzoncillos y las niñas de quince años chillando y haciéndose fotos. Manon estaba dispuestísima a posar con ellos también, pero a mí me daba mucha vergüenza. Y luego en la zona del London Eye hemos visto a los dobles oficiales de William y Kate. De primeras me he quedado impactada, porque la he visto a ella y me creía que era la verdadera; pero luego lo he visto a él y ya he visto que se parecía pero no era, y me he acordado de que salieron en la tele cuando la boda.

Como el tiempo no mejoraba y no teníamos nada que hacer, buscamos un Starbucks para pasar la tarde en la terracita. Nos tomamos un café, se sentaron veinte desconocidos en nuestra mesa (porque no quedaban mesas vacías y aquí se ve que no hay reparo en eso)... y ahí seguíamos. Hasta que empezó a refrescar. Así que buscamos un Mc Donalls para seguir dándole a la sinhueso. Nos hemos tirado otras dos horas con dos botellas de agua y unas patatas fritas. Nos vamos a hacer famosas en todos los Mc Donalls de Londres, porque hoy también había un muchacho español limpiando y, cuando nos íbamos, nos ha dicho de broma: La próxima vez voy a tener que cobraros más caro.

Pero es lo que hablaba con Manon, en España no siempre apetece hacer planes originales, ni todos los findes te echas fotos (ya se pasó la etapa "foto Tuenti"). Es como cuando quedáis en el piso de alguna amiga a tomar algo mientras veis la tele y cotilleáis. Sólo que nosotras no tenemos a dónde ir y tenemos que mendigar sillas donde sabemos que no nos echan. Cuando nos ha parecido excesivo nuestro tiempo en el Mc Donalls (cuando estaban cerrando la planta de abajo, donde estábamos), nos hemos ido a Victoria Station a sentarnos en un banquito y a seguir charla que te charla.

La vuelta a casa ha sido peor. Ha empezado a llover con fuerza y me he ido mojando durante los 15 minutos que separan la estación de la casa. Iba en sandalias. Cuando he llegado a casa, estaba chorreando; así que Hugh me ha mandado a darme una ducha caliente. Ha sido un poco vergonzoso, porque estaban con unos amigos en el salón y he aparecido yo con esas trazas.

Mañana, el día grande del Jubilee, estará pasado por agua. Desde mi cama puedo escuchar cómo llueve cada vez con más fuerza.

En Inglaterra son las 1:33, debería plantearme seriamente el dormir, pero aún no se han ido los amigos de Hugh y Tamsyn y están formando muchísimo jaleo. Empiezan a ponerme nerviosa. Buenas noches.

viernes, 1 de junio de 2012

Los ingleses están chalados. Este fin de semana se celebra el Jubilee Diamond, el 60 aniversario de la coronación de la Reina, y ya lo están celebrando. No les basta con tener toda la ciudad llena de banderitas y banderazas, sino que también llenan los coches de banderas cursis, y disfrazan a los niños de la Reina para ir al cole o al parque. Sí, de la Reina. Ahí que estaban algunos niños tan felices, con sus coronitas y una careta de esa mujer mayor, o de la recién casadera Kate, o con sombreros gigantes de la bandera británica. ¡Incluso la profesora de Alannah llevaba un mega lazo en la cabeza con lentejuelas haciendo las veces de bandera! Ridiculous. Creo que hoy no le he dicho ni hola, me ha dado vergüenza ajena. Y luego, Alannah ha llegado a casa cantando no se qué de tu sesenta aniversario, así con música patriótica. Pero lo que más gracia me ha hecho ha sido una niña que estaba disfrazada de media azul. Toda ella era un panty tupido de color azul chillón: cabeza, pies, manos... la pobre tenía tapados hasta los ojos. Y luego encima llevaba ropa, como si tal cosa y ella fuera así. Ha sido destornillante (aunque al principio, reconozco que me ha dado miedo).

Y bueno, ya se ha pasado otra semana. El día de hoy también ha sido tranquilo. Por la mañana, Alannah se levantó con ganas de tarea, otra vez. Decía que no le gustaba nada de lo que había para el desayuno (la verdad es que estaba escasito, sólo quedaban tres o cuatro modalidades de cereales. Yo me he tenido que tomar unas tostaditas con crema de cacahuete y azúcar). Así que, como no quería ni cereales, ni fruta, ni tostadas, se mosqueó conmigo y se fue en busca de su madre. Cuando bajó y por fin eligió unos cereales, no recuerdo qué tontería hice que ya empezó medio a llorar llamando a su madre (de esas veces que lo hace con cara de "pues ahora voy a llorar para que venga mi madre"). Así que me levanté enfadada y le dije "Ok, I go with Charlie" (Vale, me voy con Charlie). Y ahí cambió todo. Ella estaba en la mesa haciendo deberes con su madre y yo estaba jugando a pescar con Charlie y a hacer picnics en el salón. Así que sólo se quería venir con nosotros, especialmente conmigo.

El camino al cole, no obstante, ha sido ameno. Hoy también hemos ido jugando a inventarnos nuestras vidas. Yo hoy vivía en un camión y tenía dos gatos, cincuenta perros, una tortuga, tres arañas... Y luego, hemos ido cantando Hakuna Matata en español (le encanta preguntarme cómo se dicen las cosas en español). Y después la hemos cantado en australiano, en chino... inventándonosla, por supuesto. Así que otra vez hemos llegado tarde al cole. Lo estamos cogiendo como costumbre.

Y con Charlie me fui un ratito al playground de al lado de nuestra casa hasta que Alannah saliera del colegio. Después, iban a pasar la tarde con su madre en el nuevo playground del parque de Herne Hill (el de la piscinita y la arena), pero regresaron a la hora de haberse ido (se tarda media hora en llegar). Por lo visto, fueron en sus minibicis y, cuando llegaron, lo niños ya estaban cansados y querían volver a casa. También, por lo visto, Alannah estaba malita, aunque yo la he visto como una rosa...

Y, a grosso modo, ese ha sido mi día. Bastante tranquilito. Suele haber muchas más anécdotas de las que cuento, porque me paso gran parte del día con los niños y son un torbellino. Como que jueguen a "Ana, I'm going to tell you a secret" (Ana, voy a contarte un secreto) y que te chupen la oreja con la boca llena de spaghetti o, como hoy Charlie, que se habían acabado sus pañales y, como Alannah lleva una semana sin usarlos, le han puesto a él unos de las princesas Disney, y ahí estaba el tio tan feliz.

Mañana estoy segura de que me encontraré con muchos más ¿personajes? vestidos para la ocasión. Espero poder echarles fotos para que os hagáis una idea. ¡Mañana os cuento!