jueves, 12 de julio de 2012

Hoy es otro de esos días en los que no puedo más con mi pellejo. He estado en el parque con los niños desde las diez de la mañana hasta cerca de las tres de la tarde y, por supuesto, levantada desde las siete.

Cuando llegué al salón, los niños ya se habían tomado un desayuno, así que vacié el lavavajillas y me preparé mi bol de cereales. Cuando Charlie lo vio, se le iluminaron los ojos y dejó de ver la tele. Yo ya sabía exactamente la frase que iba a decirme. "Ana, can I taste your cereals?" (Ana, ¿puedo probar tus cereales?). Le di una cucharada sopera y, antes de que pudiera tomarme la segunda, ya se estaba comiendo otra. Tenía que hacer algunas cosas en la cocina, así que dejé mi bol en la mesa grande y, cuando me di cuenta, se había sentado en una silla para comerse mis cereales. Así que le pregunté si quería un bol para él y ahí que nos los estuvimos comiendo. Ha sido muy gracioso porque cuando ha llegado Tamsyn le ha dicho muy contento "Mummy, look!" (¡Mami mira!), ninguna sabíamos lo que quería que viese, "It's Ana!!" (¿¡Es Ana!!). Y luego coge y le pregunta muy contento: "Mummy, is Ana your friend?" (Mami, ¿Ana es tu amiga?).

El plan para hoy era ir al playground de Herne Hill, pero con una vecina y sus hijos. Yo simplemente la conocía de vista y de saludarnos, pero tampoco estaría mal algo de compañía. Al final ha sido buena idea, ha resultado ser muy amable y me ha preguntado muchas palabras en español. Y los niños (Alexander y Anabel, de 4 y 2 años) se han llevado muy bien conmigo. El único problema ha sido que la pequeña Anabel corría que se las pelaba con su patinete y todos corrían detrás de ella, así que a su madre y a mí también nos ha tocado pegarnos alguna que otra carrera. Este dato cobra mayor relevancia si os digo que, muchas veces, las carreritas eran por el césped (crecido, mojado y movedizo). He llegado a casa con los pies negros y los leggings para tirarlos.

Nada más llegar, Charlie ya ha empezado a jugar a su bola. Nos ha venido genial que Alannah tuviera más niños con los que jugar; a él porque ha ido a su rollo y a mí porque me he ahorrado a una Alannah llorando porque Charlie pasa de ella. Y, quizá porque he ido un día y me está entrando ya el síndrome, me he dado cuenta de que el playground de Herne Hill es como un gimnasio para los padres/adultos acompañantes. Arrastras a los niños por la tirolina, los empujas en los columpios, tiras de ellos al peso en una especie de subeybaja con poleas...

Y, casi se me olvidaba, hoy he ayudado a una niña a encontrar a su mamá. Primero la vi llorando, pero bueno, los míos están llorando todo el día. Pero cuando volví a verla sola, llorando y llamando a su mamá, le pregunté si estaba perdida. Me dijo que sí y la cogí corriendo en brazos para consolarla e ir a buscarla. El problema es que claro, yo no tenía ni idea de cómo era su madre. Por suerte, era negrita, así que en un principio podía descartar a todas las rubias de ojos claros, aunque tampoco podía dejarme llevar por las apariencias. No obstante le pregunté cómo era su madre y si tenía algún hermano y me iba parando en cada esquina para que mirara (creo que todas las mujeres negras se daban cuenta de que las miraba con cara de has perdido a tu hija. O quizá fuera obsesión). Cuando ya estaba empezando a asustarme y a pensar qué podía hacer si no la encontrábamos, la vimos. Y mira tú por donde, era blanca.

La hora del almuerzo fue muy divertida. Charlie seguía jugando a hacer castillitos de arena y el resto nos sentamos en una manta grande que yo había llevado. Sarah, la madre de los niños, puso su comida para que todos pudieran coger, así que yo hice lo mismo con la de Alannah. Pero cuando Anabel vio el bol de uvas de Alannah, se lanzó a comerse una tras otra. Alannah ya no sabía qué hacer, se cogía el bol y se lo escondía, pero yo le decía "Alannah, sharing is nice" (Alannah, compartir es bueno). Así que dejaba que se siguiera comiendo sus uvas mientras ella hacía pucheros sin querer ni mirar. Pero no pudo aguantar más y empezó a llorar. Sarah le dijo a Anabel que no comiera más uvas, pero yo le dije que no se preocupara, que Charlie tenía otro bol y se lo abrí para ella. En ese momento, Alannah empezó a comerse sus uvas a la velocidad del rayo, al más puro estilo Noche Vieja, con tal de que nadie volviera a picar.

Ya por la tarde, surgió el amor entre Alannah y Alexander. Todo empezó cuando estaban jugando a que había monstruos y que tenían que combatirlos. Pero en una de estas, a Alexander lo mató un monstruo y estaba tumbado en las piernas de Alannah y ella lo acariciaba como su esposo fallecido (sí, así era el juego). Desde aquel momento, el juego sólo se trataba de morirse uno y otro y darse besitos, caricias y abrazos. Teníais que haber visto a Alannah coqueteando. Lo más gracioso era que Charlie, que acababa de incorporarse al juego (se había tirado todo el día jugando a su bola en la arena) no entendía nada y no paraba de incordiarles en su nidito de amor. Pero de verdad que se querían. De hecho, en el camino de vuelta a casa y todo se paraban para darse un abrazo y, de vez en cuando, iban cogidos de la mano y no paraban de preguntarnos si Alannah podía ir a su casa a jugar.

Al final, Alannah se fue a jugar a casa de Alexander y Charlie se quedó en casa. Imaginaos, todos los días llega cansadísimo del parque y sólo estamos dos horas y hace el camino en el carrito. Pues hoy, encima, toda la ida y toda la vuelta ha ido con su scooter. Yo no me lo podía creer. Pero claro, después por la tarde ha salido con Tamsyn y ha llegado dormido en el carrito y, cuando Tamsyn ha ido a despertarlo, ya no había quién lo aguantara en todo lo que ha quedado de día.

Pero en general, todos estaban (estábamos) muy cansados. Ha habido un momento insoportable ya en el que los dos niños estaban llorando sin motivo y Ruairi se ha despertado y ha empezado a llorar también. Lo que destaco de guay de esta noche es que estaba tan tranquila subiendo las escaleras y escucho a Alannah desde el salón cantar "Cae la noche, cae la noche" y bajé y me estaba mirando Tamsyn con cara de extrañada y le dije que era una canción española (la de rompo un huevo en tu cabeza). Después, cuando Tamsyn ha ido a acostar a Charlie, hemos estado jugando a inventarnos canciones (en inglés) y hemos empezado a hacer versiones rockeras y a bailar desaforadamente moviendo nuestras melenas.

Y esto ha sido todo... demasiado para un sólo día... ¡Buenas noches!

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