lunes, 30 de julio de 2012

Desde luego, que esta es la casa con más visitas que he visto nunca. No sé si ayer os comenté que estaban en casa unos amigos de Hugh y Tamsyn con sus tres hijos; pues se quedaron a dormir. Cuando esta mañana me levanté, estaban los cuatro niños (los bebés no) solos en el salón viendo la tele y les pregunté si querían desayunar. Por supuesto, Alannah y Charlie querían, pero los otros dos ni me contestaron. Yo no sabía qué hacer, porque lo que suelo hacer es apagar la tele mientras desayunan, pero hoy había dos niños nuevos fuera de mi incumbencia; así que ni para ti ni para mí: le di a pausa. Acto seguido, empezó a llorar uno y después el otro. Alannah y Charlie los miraban asombrados sin entender qué pasaba (qué diferentes se ven los toros detrás de la barrera) y, cuando bajó el padre de los niños preguntándoles qué les pasaba, Charlie se lo explicó: "they are crying and asking for their mummy" (Están llorando y preguntando por su madre). Por suerte, no tardaron en irse.

Por la mañana, estuve con Charlie y Alannah en el parque de Herne Hill. Como siempre, no han parado de llorar. Que si alguien les había dado con la pelota en la cabeza, que si se habían caído, que si no se querían ir, que si querían sentarse delante en el carro... Pero en una de estas, he temido por la vida de Charlie. Estaba montado con una niña desconocida en el subibaja y yo estaba a su lado subiéndolos y bajándolos y él, cuando se cansó, en vez de decirme que quería parar, saltó desde arriba. Por suerte, me di cuenta y lo frené un poco, porque fue a parar al suelo directamente con la cabeza. Por supuesto, lloró muchísimo, pero el pobre ahí tenía motivos.

En mi tiempo libre, esta tarde he ido a Brixton para comprarme unas Converse blancas que llevo queriendo desde que llegué a Londres, pero no había de mi talla. De todos modos, he aprovechado para darme un paseo y para comprarle a los niños en el Poundland (todo a un pound) un cubito con palas, rastrillos y animalitos marinos para hacer en la arena. Charlie lo flipa jugando en la arena, pero siempre le quita a los niños sus juguetes y tengo que ir buscando a las dueñas para pedirle permiso o dando explicaciones a las madres que vienen a preguntarme si es nuestro.

Y a mi regreso, un poco lo de siempre: baño, cena... Aunque también Charlie ha sido protagonista (hoy los astros se han unido para que le pasara algo). En una de estas, saltó en la bañera y se cayó de culete y se ha hecho una raja que le ocupa todo el cachete (no sabemos con qué, sólo había juguetes en el agua). Pero, sorprendentemente, apenas ha llorado. También, porque afortunadamente no podía verse la sangre. Y ya hemos estado bromeando con que Tamsyn le podría una tirita en el culo y se ha sentido como un héroe con sus heridas de guerra.

Otra de las cosas anecdóticas del día de hoy es que Tamsyn me ha pedido que le dé el biberón a Ruairi por la noche, para ver si se lo toma bien de cara al jueves, que me quedaré a solas con él y los niños. No se lo ha tomado bien. Lloraba porque tenía hambre, pero no se tomaba el biberón. Por suerte, cuando Tamsyn lo ha intentado, tampoco con ella quería y ha acabado dándole el pecho. Digo con suerte porque así no me he sentido culpable, pero veremos a ver qué pasa el jueves cuando se lo tenga que dar por narices.

Y sobre las Olimpiadas, hoy poco. Lo más que puedo contaros es que hemos estado viendo la natación en la tele cuando ha llegado Hugh y que ha sido muy divertido porque los niños y yo nos pedíamos cada uno un número de nadador y a ver quién ganaba. Lo cual, también nos ha costado lágrimas, porque Charlie iba todo el rato ganando y al final ni se ha clasificado para la final. Estos niños...

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