miércoles, 25 de julio de 2012

Después de mi experiencia aquí, tengo algo claro: no tendré hijos hasta que se me olvide. Charlie y Alannah han llegado a un punto de celos con el bebé, entre ellos... que nos están volviendo locos. A mí, desde luego, me ponen la cabeza como un bombo. Cuando estoy jugando con uno, el otro quiere que juegue con él; cuando juego con el otro, el uno se mosquea. Y nunca quieren jugar ni juntos, ni al mismo juego, Así que me toca repartir los tiempos. Lo peor es que cuando encuentran un juego en el que participar los dos, no es nada bueno.

Hoy he vuelto a los viejos tiempos de pasar la mañana a solas con Charlie porque Alannah tenía campamento (dos horas de gimnasia con juegos con otros niños). Mientras Tamsyn fue a llevar a Alannah, yo me quedé jugando con Charlie a los bloques (los de colorines de toda la vida) y con Ruairi dormido en la cuna, pero no tardó mucho en empezar a llorar, así que me lo bajé al salón. El pobre Charlie ya no sabía que más sitios buscarme para que dejará al peque y no lo cogiera en brazos para seguir jugando con él.

El día a solas en el parque no ha estado mal, aunque reconozco que a día de hoy prefiero que esté también Alannah, porque entre ellos se entretienen y me alivian una gran parte del trabajo. Hoy hemos estado en el parque pequeño de al lado de casa, porque Tamsyn tenía que hacer cosas y no le daba tiempo a recoger a Alannah a las doce. Primero, nos hemos llevado una bolsa llena de pan duro y hemos estado echándole de comer a los patos; y después, en el playground.Cuando fuimos a recoger a Alannah, Charlie llevaba su bici y los dos la querían, así que me tiré todo el camino diciéndoles hasta dónde le tocaba a uno y hasta dónde le tocaba al otro. Y se iban turnando.

Por la tarde, Tamsyn les montó una piscinita que les compró ayer; pero yo me fui un ratito al parque con mi manta (para tumbarme, seguimos con 30 grados) y un libro que les he cogido prestado de la estantería para ponerme un poco a prueba con el inglés. La verdad es que lo estoy entendiendo todo, aunque vaya bastante más lenta que leyendo en español. Tengo también unos folios donde voy escribiendo las palabras que no conozco, más por aprendérmelas luego que por necesidad, porque en el momento las voy deduciendo por el contexto.

A mi regreso del parque, Tamsyn quería que llevase a los niños una media horita, pero cuando llegué Charlie estaba frito en el sofá. Tamsyn insistió en que lo despertara para ir al parque, pero al pobre no había quién lo moviera y Alannah estaba también muy cansada, así que al final en casa. Esta noche (hablamos de las seis y media) Tamsyn tenía que llevar a Ruairi al médico a que le pusieran una vacuna, así que me quedaría yo a solas con ellos hasta después de la cena.

Me han puesto negra. Alannah desde el primer momento mosqueada porque estaba jugando con las gafas de sol de su madre y se las llevó; y yo, jugando con Charlie a que él tocaba la trompeta y cuando la tenía en la boca yo cantaba una canción y bailaba y cuando se la quitaba yo me quedaba quieta y callada. Pues Alannah ya no sabía qué hacer para llamar mi atención. Con su carilla de pucheros, sus brazos cruzados y mirando a la pared; a donde íbamos, nos seguía corriendo con la misma postura o si no, se tapaba los oídos y decía que no quería escuchar mi canción tonta. Al final, logré que se le pasara y la conformé para que me diera un beso y un abrazo, pero al rato seguía igual porque decía que había intentado quitarle importancia a lo de las gafas pero que no podía.

Cuando se aburrió de estar enfadada, ahora ella quería jugar conmigo al juego de la trompeta y Charlie conmigo y con su barco pirata, pero yo tenía que calentar la comida que había dejado hecha Tamsyn. Y repartirme para jugar con los dos, claro. Menos mal que a Alannah se le ocurrió que ella y Charlie podían meter el barco pirata en la piscina y ya sí que se fueron a jugar juntos mientras yo terminaba la cena, pero cuando fui a llamarles a comer, se habían metido dentro ellos también y tenían la ropa chorreando.

La cena regular, porque decían que no le gustaba la comida nueva que había hecho su madre; pero al menos hoy no había que bañarlos. Y ya de últimas, como va siendo costumbre, cuando me subí a mi cuarto a acostarme, estaba Charlie de pie en las escaleras, callado, quieto y con los ojos de par en par. me ha dado un susto de muerte, parecía de los de las películas. Así que me lo he subido a acostarlo y a darle su besito a él, al osito de peluche y a Fireman Sam.

Os dejos con el dibujito de Tamsyn y Ruairi para el cuento, aunque voy con mucho retraso... ¡Buenas noches!


No hay comentarios:

Publicar un comentario