jueves, 3 de mayo de 2012

Hoy he visto un ratón en el salón. Podría habéroslo contado con más intríngulis, pero es así de duro: he visto un ratón en el salón.

Hoy ha sido una mañana demasiado tranquila y ociosa (los niños estaban en el cole, Tamsyn ha salido y no había que hacer ninguna tarea doméstica), así que me bajé el portátil al salón (donde hay más Wifi) y me puse a ver... un programa español (omitamos cuál). Y, de repente, vi algo negro salir de debajo del sofá: "un ratón, no me lo puedo creer" y, en seguida, volvió a meter su cabecilla para dentro. Me entraron los sudores de la muerte. Yo sola con un ratón (aunque en un segundo de locura me hizo gracia pensar que era un ratón inglés y bebía té).

Mi primera reacción fue subir los pies al sofá y ponerme el portátil en la cabeza para no ver al ratón si volvía a asomar. No podía salir corriendo ahora, estaba justo debajo de mí. Así que, pasados unos minutos, salí pitando para mi habitación.

Cuando llegó Tamsyn, lo primero que hice fue decírselo y su respuesta fue "Really?" (¿de verdad?), con cara de miedo, pero luego empezó a sacar un equipamiento completo de trampas para ratones y veneno. Me supo mal cuando ella, tan embarazadísima, empezó a retirar el sofá y los muebles mientras yo la observaba de puntillas desde el rincón más lejano de la cocina. Estaba aterrada. Y Tamsyn se moría de la risa al verme.

Aún estamos esperando los resultados del cepo...

Por lo demás, los niños me tienen negra. Están demasiado enmadrados y, encima, celosos con la llegada del nuevo bebé. Charlie, al menos, se alegra muchísimo de verme y le encanta jugar conmigo; pero Alannah sigue haciéndome la estancia imposible. Me hace el vacío y por más que me esmere en sorprenderla, me menosprecia. Hoy he decidido pasar de ella (estaba planchando y no tenía ni tiempo ni ganas de intentar pasarlo bien con ella) y, al final de la noche, ha venido a tumbarse conmigo en el sofá.

Mis días aquí me están haciendo valorar muchísimo más, si cabe, mi vida en España y todo lo que tengo allí. Me he dado cuenta de que tengo que centrarme en aprender inglés, cumplir con mis horas de trabajo y disfrutar de mis fines de semana. No sé si aprenderé mucho inglés, pero me voy a hacer una mujerona (aunque, a veces, sea a costa de lágrimas...). Pero no os preocupéis, ya han pasado dos semanas desde que llegué y no me he dado ni cuenta.

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