lunes, 7 de mayo de 2012

Hoy he tirado mis tulipanes blancos del primer día a la basura, the time flies (el tiempo vuela), aunque realmente me han durado mucho tiempo en mi habitación: diecinueve días.

Como os dije ayer, hoy era fiesta en Inglaterra, así que tenía el día libre. El plan era dormir e ir por la tarde con  Manon a echar unos bailes en un pub del centro, que me recomendó Paqui, donde los lunes ponen música española. Pero tenía un handicap importante: hoy también era la fecha prevista ara el nacimiento del bebé.

Así que, siguiendo con mi plan, me he levantado lo más tarde que he podido: a las 9 (no os riais, ha sido el día que más tarde me he levantado). Es imposible dormir más con el sol y los niños chillando desde las cinco de la mañana... Cuando bajé a desayunar (tomándomelo con calma, a veces me apetece estar sola) Tamsyn, mientras planchaba, me dijo que había pasado una mala noche y, al poco rato, se subió un momento a su habitación. Yo pensé que el médico había clavado la fecha y que el niño estaba al llegar, pero una hora después se bajó a cambiar a los niños para llevarlos a una fiesta de cumpleaños que tenían hoy con serpientes y tarántulas.

Realmente, ha sido un día muy raro porque veía a Tamsyn que se encontraba mal pero que iba para acá y para allá y Hugh, por su parte, lo mismo se iba un rato a correr que se encerraba en el cuarto del ordenador a hablar con su familia. Yo no sabía muy bien cuál era mi papel, ¡pero quería ir a bailar! Al final, decidí que lo mejor era quedarme en casa por si necesitaban mi ayuda. Y se ve que he hecho bien, porque cuando se lo he dicho a ambos por separado, esperando que me dijeran que no me preocupara, los dos me han dado las gracias. El bebé, evidentemente, no ha nacido...

El día de hoy lo he dedicado un poco a mí misma. He aprovechado para hablar con gente, para escuchar música, ponerme al día con las noticias españolas (no debería volver a hacerlo), ver algún programa de televisión y reforzar mi inglés. Por una parte, estoy escuchando canciones que me gustan en inglés, buscando la letra, tratando de traducirlas, sacando el vocabulario y las frases hechas que no conocía, cantándolas (en voz baja) para aprender la pronunciación y tratando de aprendérmelas. Por otra parte, estoy haciéndome un vocabulario con palabras que a lo largo del día he querido decir y no he sabido. Para una au pair es esencial saber decir: sonar, mocos, columpio, tobogán, coleta... incluso, dormir la siesta.

La verdad es que los días de descanso estoy genial con los niños porque puedo elegir cuándo estar con ellos. Que tienen ganas de jugar, nos lo pasamos pipa; que empiezan a llorar, se los cedo a sus padres (quizá es esa la relación que he tenido siempre con los niños). Por esa regla de tres, puedo deciros que este fin de semana he pasado mucho más tiempo con Alannah que con Charlie. Al pobre, últimamente no hay quién lo aguante y parece que con la peque las cosas van mucho mejor y que estamos empezando a conectar muy bien. La verdad, es que este fin de semana he disfrutado mucho de mis ratos con ella.

¡Buenas noches a todos! Mañana toca de nuevo madrugón. Y quién sabe si tendremos un nuevo miembro en la familia...

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