Hoy me he despertado unos minutos antes de que me sonara el despertador. En el primer segundo, creía que me estaba despertando en mi cama, en Fuengirola, pero un segundo después he pensado que lo más seguro es que estuviera de nuevo en Londres y no quería abrir los ojos para toparme de bruces con la realidad. Y lo peor es que hoy ha sido un buen día, pero tengo el ánimo por los suelos. Os parecerá una tontería, pero realmente creo que el mal tiempo (la lluvia y la ausencia de sol) están haciendo estragos en mi personalidad. Pero como os he dicho, hoy ha sido un buen día.
Por la mañana, tenía que llevar a Alannah a un camp (se traduce como campamento, pero realmente era un día en un campo de deportes, haciendo ejercicios con monitores); pero nada más salir de casa, Alannah me lo dejó claro: "Actually, the camp is not really exciting" (Realmente, el campamento no es muy emocionante), "Why? What do you do in the camp?" (¿Por qué?, ¿qué haces en el campamento?); "Just exercises" (Sólo ejercicios); "But you love sports! You are always running with your friends!" (¡Pero a ti te encanta el deporte!, ¡estás siempre corriendo con tus amigos!), "Yes, but this is when I'm playing" (Sí, pero eso es cuando estoy jugando).
El campamento era en algún lugar del gimnasio y sus múltiples pistas, así que, una vez que llegáramos, teníamos que preguntar. El problema es que el gimnasio está en una especie de complejo y no era capaz de recordar el camino, así que un hombre se acercó a mí para decirme dónde estaba, pero cuando llegué con él a donde me decía, aquello no me sonaba de nada y parecía un instituto (me debió ver cara de madre adolescente). Así que cogí el camino de vuelta para encontrar el gimnasio. Alannah vio el cielo abierto: "So, do we have to come back home?" (Entonces, ¿tenemos que volver a casa?). Al final encontré a una mujer con dos niños y le pregunté si iba al campamento, así que nos fuimos juntas.
Cuando llegué a casa, me puse a planchar una montaña de ropa. Ya le he cogido el truco y soy mucho más rápida, además de que ya plancho sábanas que da gusto (sí, no me preguntéis por qué pero siempre hay sábanas para planchar; de hecho hoy habré planchado cuatro o cinco).
A las doce tenía que recoger a Alannah, así que apagué la plancha y me fui de nuevo al gimnasio. Cuando llegué, empezamos a saludarnos desde lejos. Estaban cayendo las primeras gotas con fuerza, pero los monitores no tiraban la toalla y ahí seguían con los niños de cuatro años en mangas cortas, como si tal cosa. Cuando por fin acabaron, Alannah llegó echando unas lagrimitas. La cogí y la abracé y ya se puso un poco más contenta.
El camino de vuelta a casa fue divertido, echando carreras, subiéndonos en cada banco a cantar y a bailar como si fuéramos cantantes famosas... (sí, no tengo sentido del ridículo). En mitad del camino, me hizo pararme y cerrar los ojos. Lo hice, pero no confiaba mucho en ella, así que abrí el ojillo derecho con cuidado. Estaba cogiendo la única amapola que había en todo el jardín. Cuando la metió en su mochila, me dijo que podía abrir los ojos y que tenía una sorpresa para mí cuando llegáramos a casa. No me podía creer que la flor fuese para mí, así que me cercioré: "Oh, you are so kind Alannah, mumy will be so happy when you give her the sorprise" (Oh, eres muy amable Alannah, mami estará muy feliz cuando le des la sorpresa). "No, the sorprise is not for mumy, it's for you!" (¡No, la sorpresa no es para mami, es para ti!). Al final se le ha olvidado y no me la ha dado en casa, pero la intención es lo que cuenta.
El resto de la tarde ha estado todo el rato jugando conmigo y cariñosa. Además, la he podido bañar bien, ha cenado bien, la he acompañado al baño bien... Pero les encanta ir al baño juntos y asomarse para ver las cacas del otro. Charlie, además, ahora ha aprendido a decir "I need it in my game!" (¡Lo necesito en mi juego!), cada vez que está haciendo una travesura y le decimos que no, como si realmente estuviera jugando a algo y de verdad fuera necesario.
Después de la cena, Alannah se ha inventado un juego parecido a la versión fea del juego de las sillas. Charlie y yo sentados en el suelo, pasándonos una silla mientras ella cantaba una canción. Y, cuando paraba, el que tuviera la silla en las manos ganaba (siempre paraba cuando la tenía Charlie). Pero era demasiado tarde (se suelen acostar a las 19:30), así que Tamsyn le dijo que tenía que parar el juego ya. Se fue mosqueadísima llorando del salón y se subió a su habitación. Para mi sorpresa, en vez de llamar a su madre llorando como siempre hace, me llamaba a mí. Ya sé que los niños siempre hacen eso, pero ella nunca lo había hecho conmigo...
Y mañana será el último día laborable de la semana y me iré con los peques a la piscina. Suena divertido, pero con lo bichos que son, veremos a ver...
¡Buenas noches a todos!
jueves, 7 de junio de 2012
miércoles, 6 de junio de 2012
Hay días en los que a uno no le sale nada bien. A menudo me pregunto si estaré siendo una buena au pair y si estaré cumpliendo con las expectativas que tenían sobre mí antes de llegar. De todos modos, ese tipo de sensaciones ya no me afectan como al principio. Sé muy bien por qué estoy aquí y por cuanto tiempo. Al final, es todo cuestión de actitud.
Hoy Alannah no tenía colegio, así que iba a llevar a los dos peques al nuevo playground. Es precioso. No tiene muchos colorines como suele pasar, pero son todos los columpios de madera fina, hay de todos los que os podáis imaginar y el suelo es de césped y de arena finita. No obstante, es un peligro para ir con dos niños porque es gigante y está lleno de niños y a la mínima se te despistan. Lo hemos pasado muy bien, aunque Charlie no paraba de llorar porque había cosas difíciles de hacer para un niño de tres años y Alannah no paraba de mosquearse porque Charlie no le hacía caso.
Su columpio preferido ha sido una especie de tirolina. Al principio les daba miedo, pero cuando lo han probado ya no querían hacer otra cosa, a pesar de que había que esperar un montón de cola. Había hasta un muchacho de unos dieciocho o veinte años esperando en la cola de los niños de tres y cuatro años para montarse. Charlie la primera vez se ha caído, la segunda vez ha llorado y ya la tercera ha sido un campeón. Alannah es mucho más aventurera para esas cosas.
En el camino de vuelta a casa, los pequeños estaban demasiado cansados para volver andando, así que ahí que llevaba yo el carrito rojo (el roto) con los dos niños montados en edades próximas a hacer la mili y los dos scooters. El panorama no podía pintar peor hasta que empezó a llover a mares. Por supuesto, llevaba mi paraguas, pero no tenía manos para sujetarlo. Vamos, la pera limonera. Cuando estábamos llegando a casa, Charlie empezó a llorar de nuevo. Le pregunté qué le pasaba, pero cuando habla llorando nunca le entiendo, así que supuse que estaría cansado y que quería llegar a casa con su mamá, pero no se conformaba con seguir el camino a casa. Al final resulta que lloraba porque se le habían caído las gafas al suelo y tuvimos que volver el camino hacia atrás para buscarlas.
Cuando por fin llegamos, Tamsyn aún no estaba en casa, así que Alannah se subió a su cuarto a ponerse un vestido (cómo no) y Charlie se tumbó en el sofá con su chupete mientras veía la tele. Para el almuerzo, Alannah no quería sandwich de queso, quería queso con pan (realmente diferente) y de beber, monkey blood (sangre de mono). Es una bebida que su padre les prepara con un concentrado de arándanos (o algo así) y agua. Cuando me di cuenta, ¡estaban mojando el pan y el queso en el refresco! Les dije que no lo hicieran, pero total, decían que estaba "jumy jumy in my tomy" (algo así como rico rico en mi barriga) y para una vez que se lo estaban comiendo todo y que además no estaba la madre... Cuando acabaron de comer, les di unas chuches y les puse una peli: Toy Story 2.
Esta noche estaban tan cansados que no había quién los aguantara (de verdad no entiendo cómo la madre no se da cuenta de que necesitan una siesta). Charlie estaba como siempre que se pone penoso, llorando y riendo a la vez; Alannah con sus espectáculos. Cuando me he sentado con ellos a cenar (spaghetti), Alannah quería que le quitase toda la cebolla. Cuando le he quitado así lo más visible, he hecho lo común: mezclar la pasta con la salsa. Pues no, no le gusta mezclada. Y venga a llorar como si le hubiese pasado la mayor tragedia de su vida. ¿Cómo puedo yo saber que no le gusta mezclado? Pero esta vez la madre no le ha consentido cambiar el plato. Y lo peor es cuando empieza así a llorar y la madre no le hace caso. Su siguiente paso es empezar a llorar más fuerte aún gritando "I love you so much mumy!" (¡te quiero mucho mamá!); la madre le dice cansada que ella también y ella sigue llorando más fuerte aún "You haven't cold me baby!" (¡no me has dicho bebé!); "I love you too baby" (yo también te quiero bebé). Es una conversación tremendamente repelente.
Y sobre lo de que hay días que a uno parece que todo le sale mal, no sé, son pequeñas tonterías. Por ejemplo, esta mañana Tamsyn me dijo que si me importaba coger the pump de el coche, para no hacerla cambiarse de ropa. Le pregunté lo que era eso, pero se ve que no debí entenderlo bien, porque eso no estaba en el maletero. Total, que se tuvo que vestir ella y allí estaba, una bomba de aire para inflar las ruedas del carrito. O, por ejemplo, cuando Tamsyn llegó a mediodía y los niños estaban viendo la tele "Oh, monkey blood, who has done it for you?" (Oh, sangre de mono, quién os lo ha hecho?), puse carilla de broma, pensando en lo buena que había sido preparándolo para ellos, pues resulta que eso sólo se lo ponen los fines de semana. Otro ejemplo, voy a preparar el baño como todos los días y cuando meto a Alannah empieza a decir que está muy fría, "no, it's not cold!" (¡no, no está fría!), pues justo estaba ahí Tamsyn y la tocó y me miró diciéndome "yes, it's really cold" (sí, está realmente fría). No lo estaba.
Y nada, mañana tengo que ir con Alannah a un sitio para hacer deporte o yo no sé qué, el viernes con los dos peques a la piscina y se acabó la semana...Ya os iré contando. ¡Buenas noches!
Hoy Alannah no tenía colegio, así que iba a llevar a los dos peques al nuevo playground. Es precioso. No tiene muchos colorines como suele pasar, pero son todos los columpios de madera fina, hay de todos los que os podáis imaginar y el suelo es de césped y de arena finita. No obstante, es un peligro para ir con dos niños porque es gigante y está lleno de niños y a la mínima se te despistan. Lo hemos pasado muy bien, aunque Charlie no paraba de llorar porque había cosas difíciles de hacer para un niño de tres años y Alannah no paraba de mosquearse porque Charlie no le hacía caso.
Su columpio preferido ha sido una especie de tirolina. Al principio les daba miedo, pero cuando lo han probado ya no querían hacer otra cosa, a pesar de que había que esperar un montón de cola. Había hasta un muchacho de unos dieciocho o veinte años esperando en la cola de los niños de tres y cuatro años para montarse. Charlie la primera vez se ha caído, la segunda vez ha llorado y ya la tercera ha sido un campeón. Alannah es mucho más aventurera para esas cosas.
En el camino de vuelta a casa, los pequeños estaban demasiado cansados para volver andando, así que ahí que llevaba yo el carrito rojo (el roto) con los dos niños montados en edades próximas a hacer la mili y los dos scooters. El panorama no podía pintar peor hasta que empezó a llover a mares. Por supuesto, llevaba mi paraguas, pero no tenía manos para sujetarlo. Vamos, la pera limonera. Cuando estábamos llegando a casa, Charlie empezó a llorar de nuevo. Le pregunté qué le pasaba, pero cuando habla llorando nunca le entiendo, así que supuse que estaría cansado y que quería llegar a casa con su mamá, pero no se conformaba con seguir el camino a casa. Al final resulta que lloraba porque se le habían caído las gafas al suelo y tuvimos que volver el camino hacia atrás para buscarlas.
Cuando por fin llegamos, Tamsyn aún no estaba en casa, así que Alannah se subió a su cuarto a ponerse un vestido (cómo no) y Charlie se tumbó en el sofá con su chupete mientras veía la tele. Para el almuerzo, Alannah no quería sandwich de queso, quería queso con pan (realmente diferente) y de beber, monkey blood (sangre de mono). Es una bebida que su padre les prepara con un concentrado de arándanos (o algo así) y agua. Cuando me di cuenta, ¡estaban mojando el pan y el queso en el refresco! Les dije que no lo hicieran, pero total, decían que estaba "jumy jumy in my tomy" (algo así como rico rico en mi barriga) y para una vez que se lo estaban comiendo todo y que además no estaba la madre... Cuando acabaron de comer, les di unas chuches y les puse una peli: Toy Story 2.
Esta noche estaban tan cansados que no había quién los aguantara (de verdad no entiendo cómo la madre no se da cuenta de que necesitan una siesta). Charlie estaba como siempre que se pone penoso, llorando y riendo a la vez; Alannah con sus espectáculos. Cuando me he sentado con ellos a cenar (spaghetti), Alannah quería que le quitase toda la cebolla. Cuando le he quitado así lo más visible, he hecho lo común: mezclar la pasta con la salsa. Pues no, no le gusta mezclada. Y venga a llorar como si le hubiese pasado la mayor tragedia de su vida. ¿Cómo puedo yo saber que no le gusta mezclado? Pero esta vez la madre no le ha consentido cambiar el plato. Y lo peor es cuando empieza así a llorar y la madre no le hace caso. Su siguiente paso es empezar a llorar más fuerte aún gritando "I love you so much mumy!" (¡te quiero mucho mamá!); la madre le dice cansada que ella también y ella sigue llorando más fuerte aún "You haven't cold me baby!" (¡no me has dicho bebé!); "I love you too baby" (yo también te quiero bebé). Es una conversación tremendamente repelente.
Y sobre lo de que hay días que a uno parece que todo le sale mal, no sé, son pequeñas tonterías. Por ejemplo, esta mañana Tamsyn me dijo que si me importaba coger the pump de el coche, para no hacerla cambiarse de ropa. Le pregunté lo que era eso, pero se ve que no debí entenderlo bien, porque eso no estaba en el maletero. Total, que se tuvo que vestir ella y allí estaba, una bomba de aire para inflar las ruedas del carrito. O, por ejemplo, cuando Tamsyn llegó a mediodía y los niños estaban viendo la tele "Oh, monkey blood, who has done it for you?" (Oh, sangre de mono, quién os lo ha hecho?), puse carilla de broma, pensando en lo buena que había sido preparándolo para ellos, pues resulta que eso sólo se lo ponen los fines de semana. Otro ejemplo, voy a preparar el baño como todos los días y cuando meto a Alannah empieza a decir que está muy fría, "no, it's not cold!" (¡no, no está fría!), pues justo estaba ahí Tamsyn y la tocó y me miró diciéndome "yes, it's really cold" (sí, está realmente fría). No lo estaba.
Y nada, mañana tengo que ir con Alannah a un sitio para hacer deporte o yo no sé qué, el viernes con los dos peques a la piscina y se acabó la semana...Ya os iré contando. ¡Buenas noches!
martes, 5 de junio de 2012
Antes de seguir escribiendo, debo haceros una advertencia: el día de hoy puede ser uno de los más aburridos de contar desde que llegué a Londres. No obstante, tengo preparada una sorpresilla al final para compensaros.
A pesar de que hoy también era festivo en Inglaterra, quedé con Tamsyn que me levantaría a las siete para preparar el desayuno a los niños y echarle una manilla por la mañana. He dormido fatal toda la noche, así que me costó mucho trabajo hacer caso al despertador. Después de un desayuno normal en una mañana totalmente normal, estuvimos jugando a los médicos. Es un juego que me inventé el otro día, en el que uno se pone malo, lo llevamos al hospital, el otro es el médico y le hacemos tonterías hasta que se cura (este juego me viene muy bien para cuando se dan golpes tontos pero empiezan a llorar).
En cuanto los padres se levantaron, ya tenía todo el día para mí. Lo que hice fue ir a la cama, todavía calentita, y darme una sesión de Skype y redes sociales. Ellos tenían el tan esperado Big Lunch (en el que todos los vecinos de Londres salen al parque más cercano a almorzar juntos), pero con la lluvia y el frío sólo estuvieron un par de horas. No obstante, dicen que estaba lleno. A los ingleses, el mal tiempo no les impide hacer nada.
La tarde me la he pasado entera durmiendo. Tanto es así que, cuando me levanté y fui al salón, Alannah me preguntó dónde había estado todo el día. Básicamente, me he levantado para cenar (tened en cuenta que hemos cenado sobre las 18:30), preparar a los niños para la cama y volver a acostarme. Lo único productivo que he hecho en todo el día ha sido dejarle a Tamsyn una tarjeta de cumpleaños que le compré ayer, aunque con varios días de retraso.
Esta semana será cortita, aunque Alannah no tiene colegio hasta el lunes y el tiempo no va a ser el más idóneo para ir al parque. Ya os iré contado.
Os dejo con fotitos de ayer en el concierto y con un video que grabamos con todo nuestro amor. El mensaje lo dice todo: I'm a little drunk and I need you now (Estoy un poco borracho y te necesito ahora).
A pesar de que hoy también era festivo en Inglaterra, quedé con Tamsyn que me levantaría a las siete para preparar el desayuno a los niños y echarle una manilla por la mañana. He dormido fatal toda la noche, así que me costó mucho trabajo hacer caso al despertador. Después de un desayuno normal en una mañana totalmente normal, estuvimos jugando a los médicos. Es un juego que me inventé el otro día, en el que uno se pone malo, lo llevamos al hospital, el otro es el médico y le hacemos tonterías hasta que se cura (este juego me viene muy bien para cuando se dan golpes tontos pero empiezan a llorar).
En cuanto los padres se levantaron, ya tenía todo el día para mí. Lo que hice fue ir a la cama, todavía calentita, y darme una sesión de Skype y redes sociales. Ellos tenían el tan esperado Big Lunch (en el que todos los vecinos de Londres salen al parque más cercano a almorzar juntos), pero con la lluvia y el frío sólo estuvieron un par de horas. No obstante, dicen que estaba lleno. A los ingleses, el mal tiempo no les impide hacer nada.
La tarde me la he pasado entera durmiendo. Tanto es así que, cuando me levanté y fui al salón, Alannah me preguntó dónde había estado todo el día. Básicamente, me he levantado para cenar (tened en cuenta que hemos cenado sobre las 18:30), preparar a los niños para la cama y volver a acostarme. Lo único productivo que he hecho en todo el día ha sido dejarle a Tamsyn una tarjeta de cumpleaños que le compré ayer, aunque con varios días de retraso.
Esta semana será cortita, aunque Alannah no tiene colegio hasta el lunes y el tiempo no va a ser el más idóneo para ir al parque. Ya os iré contado.
Os dejo con fotitos de ayer en el concierto y con un video que grabamos con todo nuestro amor. El mensaje lo dice todo: I'm a little drunk and I need you now (Estoy un poco borracho y te necesito ahora).
Como os prometí anoche, os contaré mi experiencia en el Diamond Jubilee Concert. Me atrevería a decir que fue una de las mejores experiencias desde que llegué a Londres. Imaginaos, un poco de vino, una manta, Hyde Park lleno a rebosar y buena música: Robbie Williams, Kylie Minogue, Elthon John, Paul McCartney, Take That, Jessie J, Steve Wonder, Tom Jones, Will.i.am (el negro de los Black Eye Peace)... Por supuesto, tampoco faltó un poco de lluvia.
Como ya llevábamos dos días quedando y el concierto no empezaba hasta las 19:30, decidimos vernos a la hora del almuerzo. El domingo habíamos visto en Victoria Station un restaurante buffet de pizza por seis libras y algo. Así que ese fue nuestro lugar de encuentro. Después de ponernos púas, el plan era comprar algo de beber y una manta para ver el concierto en alguna de las pantallas gigantes (dando un paseo para bajar la comida).
Cuando pasamos por Buckingham Palace, sobre las 14:00, la cola de los afortunados que habían conseguido entradas ya era interminable y en St. James Park ya se veían un montón de mantas frente a las pantallas gigantes. Había también un plató de televisión improvisado con un montón de gente asomada para ver algo y policías impidiendo el paso. Por supuesto, preguntamos. "Excuse me, are they famous?" (perdone, ¿son famosos?), la gente se queda de piedra con este tipo de preguntas. No sabría traducir exactamente lo que me dijo pero, como intuíamos, eran presentadores de televisión conocidos en Inglaterra. Imaginábamos que serían algo así como los Ana Rosas y Jesuses Vázquez.
Estuvimos dudando si quedarnos en St. James porque, además, está al lado de Buckingham y quizás podríamos escuchar la música en directo; pero teníamos que ir antes a comprar refrigerios y una manta/toalla, así que nos dirigimos a Oxford Street para comprarla en Primark. Como buenas londinenses que estamos hechas, ya no necesitamos mapa para movernos por la ciudad, pero llegamos a Oxford Street por una calle que nunca antes habíamos visto y que nos dejó alucinadas. Estaba llena de tiendas lujosas de las firmas más importantes del mundo: Dior, Chanel, Dolce & Gabanna, Versace... Aunque los nombres iban decreciendo a medida que avanzábamos la calle... hasta llegar a Primark. Pero primero fuimos al M&S a comprar algo de beber.
Nuestra idea era comprar un tintito con algún refresco de limón (aquí no existe la Fanta de limón), pero no lo había en formato brick, así que no era demasiado barato. El otro handicap era que no teníamos sacacorchos, por lo que teníamos que buscar el más barato de entre los que se abrían con rosca. Al final encontramos algo. Pero, de repente, vimos la luz al final del túnel. Oferta: una botella de vino rosado + botella de champán afrutado + zumo de granada (atentos al dato) + gaseosa de lima = 12 libras. No teníamos ni idea de a qué sabría todo eso mezclado, pero el cóctel nos pareció cachondísimo. Del mismomodo, tampoco había vasos de plástico, así que vimos unas copichuelas de cristal muy estilosas y nos las adjudicamos.
El siguiente paso era comprar la manta. En contra de todas nuestras expectativas (todo Londres estaba en Buckhingham y St. James), Primark estaba más lleno que nunca. Hicimos vista de caballo mirando sólo el camino hacia las mantas para no distraernos con precios golosos, hasta que encontramos una suficientemente grande para las dos por sólo tres libras. Cuando llegamos a la planta baja para pagar sin tanto bullicio, Manon había perdido su chaqueta. La esperé abajo con nuestra cajita de refrigerios mientras miraba persona por persona a todos los que bajaban por las escaleras mecánicas. Imposible. Pasados 15 largos minutos, Manon apareció con su chaqueta en la mano. Después de haber preguntado a varios empleados y creer que tendría que dar sus datos por si la encontraban, se topó con uno que acababa de encontrarla y justo iba a llevarla a objetos perdidos.
Como estábamos cerca de Hyde Park, decidimos pasar para ver cómo estaba el ambiente. Había cuatro pantallas gigantes repartidas por la zona de Marble Arch (esas son, al menos, las que vimos) y, a pesar de que estaba lleno, encontramos un buen sitio, así que nos quedamos. Antes de empezar el concierto, hubo actuaciones de grupos africanos, mahoríes... En un momento, empezó a llover muy fino, pero nada que no pudiera combatir un paraguas. El resto de la noche no estubo mal, pero cada vez que se veía un rayo de sol la gente lo alababa casi tanto como a la Reina. Había gente de todas las nacionalidades. Conocimos a norteamericanos, brasileños, franceses, españoles... Sobre el concierto, mejor os dejo algún vídeo de Youtube, no tienen desperdicio (tenemos un vídeo de las dos cantando motivadas, veré si es subible una vez que Manon me lo pase. Las fotillos las subiré en cuanto las tenga).
Después de los fuegos artificiales, que cerraron más de tres horas de música, llegaba el momento de volver a casa en el mismo metro que millones de personas. Decidimos coger el de Bond Street para evitar la misma cola que nos tocó al salir de Hyde Park, pero se ve que no fuimos las únicas en pensar lo mismo. Yo estaba preparada con los horarios de mi tren, pero ayer se los tomaron por el pito de un sereno. Al final tuve que esperar más de media hora en la estación. Llegué a mi casa a las 12:15 y reventada. Así es el horario inglés...
Os dejo con algunas fotillos del sábado en la cabalgata de barcos. ¡Volveré esta noche!
Como ya llevábamos dos días quedando y el concierto no empezaba hasta las 19:30, decidimos vernos a la hora del almuerzo. El domingo habíamos visto en Victoria Station un restaurante buffet de pizza por seis libras y algo. Así que ese fue nuestro lugar de encuentro. Después de ponernos púas, el plan era comprar algo de beber y una manta para ver el concierto en alguna de las pantallas gigantes (dando un paseo para bajar la comida).
Cuando pasamos por Buckingham Palace, sobre las 14:00, la cola de los afortunados que habían conseguido entradas ya era interminable y en St. James Park ya se veían un montón de mantas frente a las pantallas gigantes. Había también un plató de televisión improvisado con un montón de gente asomada para ver algo y policías impidiendo el paso. Por supuesto, preguntamos. "Excuse me, are they famous?" (perdone, ¿son famosos?), la gente se queda de piedra con este tipo de preguntas. No sabría traducir exactamente lo que me dijo pero, como intuíamos, eran presentadores de televisión conocidos en Inglaterra. Imaginábamos que serían algo así como los Ana Rosas y Jesuses Vázquez.
Estuvimos dudando si quedarnos en St. James porque, además, está al lado de Buckingham y quizás podríamos escuchar la música en directo; pero teníamos que ir antes a comprar refrigerios y una manta/toalla, así que nos dirigimos a Oxford Street para comprarla en Primark. Como buenas londinenses que estamos hechas, ya no necesitamos mapa para movernos por la ciudad, pero llegamos a Oxford Street por una calle que nunca antes habíamos visto y que nos dejó alucinadas. Estaba llena de tiendas lujosas de las firmas más importantes del mundo: Dior, Chanel, Dolce & Gabanna, Versace... Aunque los nombres iban decreciendo a medida que avanzábamos la calle... hasta llegar a Primark. Pero primero fuimos al M&S a comprar algo de beber.
Nuestra idea era comprar un tintito con algún refresco de limón (aquí no existe la Fanta de limón), pero no lo había en formato brick, así que no era demasiado barato. El otro handicap era que no teníamos sacacorchos, por lo que teníamos que buscar el más barato de entre los que se abrían con rosca. Al final encontramos algo. Pero, de repente, vimos la luz al final del túnel. Oferta: una botella de vino rosado + botella de champán afrutado + zumo de granada (atentos al dato) + gaseosa de lima = 12 libras. No teníamos ni idea de a qué sabría todo eso mezclado, pero el cóctel nos pareció cachondísimo. Del mismomodo, tampoco había vasos de plástico, así que vimos unas copichuelas de cristal muy estilosas y nos las adjudicamos.
El siguiente paso era comprar la manta. En contra de todas nuestras expectativas (todo Londres estaba en Buckhingham y St. James), Primark estaba más lleno que nunca. Hicimos vista de caballo mirando sólo el camino hacia las mantas para no distraernos con precios golosos, hasta que encontramos una suficientemente grande para las dos por sólo tres libras. Cuando llegamos a la planta baja para pagar sin tanto bullicio, Manon había perdido su chaqueta. La esperé abajo con nuestra cajita de refrigerios mientras miraba persona por persona a todos los que bajaban por las escaleras mecánicas. Imposible. Pasados 15 largos minutos, Manon apareció con su chaqueta en la mano. Después de haber preguntado a varios empleados y creer que tendría que dar sus datos por si la encontraban, se topó con uno que acababa de encontrarla y justo iba a llevarla a objetos perdidos.
Como estábamos cerca de Hyde Park, decidimos pasar para ver cómo estaba el ambiente. Había cuatro pantallas gigantes repartidas por la zona de Marble Arch (esas son, al menos, las que vimos) y, a pesar de que estaba lleno, encontramos un buen sitio, así que nos quedamos. Antes de empezar el concierto, hubo actuaciones de grupos africanos, mahoríes... En un momento, empezó a llover muy fino, pero nada que no pudiera combatir un paraguas. El resto de la noche no estubo mal, pero cada vez que se veía un rayo de sol la gente lo alababa casi tanto como a la Reina. Había gente de todas las nacionalidades. Conocimos a norteamericanos, brasileños, franceses, españoles... Sobre el concierto, mejor os dejo algún vídeo de Youtube, no tienen desperdicio (tenemos un vídeo de las dos cantando motivadas, veré si es subible una vez que Manon me lo pase. Las fotillos las subiré en cuanto las tenga).
Después de los fuegos artificiales, que cerraron más de tres horas de música, llegaba el momento de volver a casa en el mismo metro que millones de personas. Decidimos coger el de Bond Street para evitar la misma cola que nos tocó al salir de Hyde Park, pero se ve que no fuimos las únicas en pensar lo mismo. Yo estaba preparada con los horarios de mi tren, pero ayer se los tomaron por el pito de un sereno. Al final tuve que esperar más de media hora en la estación. Llegué a mi casa a las 12:15 y reventada. Así es el horario inglés...
Os dejo con algunas fotillos del sábado en la cabalgata de barcos. ¡Volveré esta noche!
Mi saludable lunch (almuerzo)
Pimm's
domingo, 3 de junio de 2012
Hay dos frases que podrían resumir el día de hoy y entre las que no me puedo decantar. Una es que odio el tiempo de Londres. La otra, que si todos los días fueran fin de semana, volvería con veinte kilos de más y con el colesterol por las nubes.
Ya antes de llegar a Londres estábamos esperando ansiosas el día de hoy. El sesenta aniversario de la coronación de la Reina, el famoso Big Lunch… de hecho, este era el único fin de semana intocable para regresar a España o hacer planes alternativos. El desfile de barcos por el río Támesis empezaba a las 14:30 en Chelsie, sin embargo, quedamos a la hora de siempre porque nos advirtieron que habría mucha gente.
Cuando bajé a desayunar, en la casa aún estaban los amigos de Hugh y Tamsyn (esta casa está siempre llena de gente; afortunadamente, no bajé en pijama). Hugh estaba jugando con los niños a que se inventaran historias (me parece un padre genial). La de Charlie trataba de dragones, dinosaurios, monstruos, brujas y una princesa. La de Alannah era de una niña que salió de su casa y estaba esperando el tren pero se le escapó, así que llegó una tal Isobel (cómo no), le regaló caramelos y, al final, acabó cogiendo un avión rosa y se fue a vivir a una casa amarilla en Bermuda para toda la vida.
Cuando llegué a Victoria, la estación estaba más llena que nunca. Había un monton de puestecillos vendiendo banderas, gorros y caretas; un grupo de música vestidas de bandera, de los pies a la cabeza; y cientos de personas vestidas para la ocasión: abrigos con estampado de bandera, corbatas con estampado de bandera, botas con estampado de bandera, leggins con estampado de bandera, shorts con estampado de bandera, uñas con dibujo de bandera, caras pintadas de bandera... ¡hasta los perros llevaban sus banderitas!
Al llegar al puente del río, nos enteramos de que había que pagar para ver pasar los barcos y que sólo en un lado del río era gratuito, pero que había gente esperando desde las seis de la mañana (no paseis por alto el frío que ha hecho hoy y la lluvia incesante). Así que empezamos a intentar buscar un hueco, pero lo mejor que encontrábamos nos permitía ver una esquinita entre los árboles, así que no merecía la pena quedarnos planchadas dos horas bajo la lluvia, muertas de frío y sin comer. Y hablando de comida, ya hechas al horario inglés, nos fuimos a comprarnos una hamburguesa con unas patatas (compartidas) en uno de los puestos ambulantes típicos de feria.
El día pintaba bastante mal, sólo estábamos paseando por el camino del río, entre el tumulto, heladas, intentando buscar un sitio y cada vez más desanimadas. Nos compramos un chocolate caliente, pero no nos sirvió de mucho. Hasta que vimos que en una de las pantallas gigantes había un grupo de música tocando, una barra y gente bebiendo y vimos el cielo abierto. había una de las bebidas que llevamos con ganas de probar desde que la vimos el primer fin de semana. Se llama Pimm's y es una especie de sangría a la inglesa. Lleva un licor, gaseosa, hierbabuena, fresas, naranja, limón y lima. ¡Y está buenísima! Aunque la idea era que el alcohol nos quitara el frío y fue como tomarnos un zumo de frutas.
La salida de los barcos la vimos desde la pantalla gigante. Aún me sigue asombrando cómo los británicos adoran a la Reina y le gritan y le chillan (en el buen sentido) como si fuera su grupo favorito en un concierto. Pero nosotras también aplaudíamos como las que más. Nos ha faltado comprarnos una careta. Había de la Reina, de Carlos, de Camila, de Kate... imaginaos las típicas de cartón con los ojos recortados. De hecho, hemos ido a preguntar el precio y todo, pero eran demasiado caras. La conversación con el vendedor ha sido: "Excuse me, how much is it?" (Perdone, ¿cuánto cuestan?), "3 pounds", "Ah ok, and who is him?" (Ah vale, y quién es ese?), "him? the Queen's husband, Philip" (¿él?, el marido de la Reina, Philip). Y nos hemos ido. El pobre vendedor se ha quedado de piedra. Pero es que no teníamos ni idea de quién era y Manon estaba segura de que el pobre hombre sin ojos se había muerto.
Manon tenía que trabajar hoy de baby sitter, así que nos hemos venido antes que de costumbre. Aunque no nos ha pesado. Estábamos cansadas y muertas de frío. Lo peor de este tiempo es que necesitamos estar bajo techo y, como no tenemos dónde estar, entramos a algún restaurante de comida rápida y consumimos para que no nos echen. Mi comida en todo el día de hoy ha sido; cereales; hamburguesa con cebolla, queso y bacon; chocolate caliente; tres vasos de Pimms; y un Mc Flurry (afortunadamente, también hemos andado mucho).
Mañana y pasado serán festivos en todo Reino Unido, La idea de mañana es ir a Hyde Park a ver en las pantallas gigantes el concierto de Elthon John y Paul Maccartney (entre otros) en las pantallas gigantes y quedarnos para los fuegos artificiales. Esperemos que no llueva... Cross fingers (Crucemos los dedos).
Ya antes de llegar a Londres estábamos esperando ansiosas el día de hoy. El sesenta aniversario de la coronación de la Reina, el famoso Big Lunch… de hecho, este era el único fin de semana intocable para regresar a España o hacer planes alternativos. El desfile de barcos por el río Támesis empezaba a las 14:30 en Chelsie, sin embargo, quedamos a la hora de siempre porque nos advirtieron que habría mucha gente.
Cuando bajé a desayunar, en la casa aún estaban los amigos de Hugh y Tamsyn (esta casa está siempre llena de gente; afortunadamente, no bajé en pijama). Hugh estaba jugando con los niños a que se inventaran historias (me parece un padre genial). La de Charlie trataba de dragones, dinosaurios, monstruos, brujas y una princesa. La de Alannah era de una niña que salió de su casa y estaba esperando el tren pero se le escapó, así que llegó una tal Isobel (cómo no), le regaló caramelos y, al final, acabó cogiendo un avión rosa y se fue a vivir a una casa amarilla en Bermuda para toda la vida.
Cuando llegué a Victoria, la estación estaba más llena que nunca. Había un monton de puestecillos vendiendo banderas, gorros y caretas; un grupo de música vestidas de bandera, de los pies a la cabeza; y cientos de personas vestidas para la ocasión: abrigos con estampado de bandera, corbatas con estampado de bandera, botas con estampado de bandera, leggins con estampado de bandera, shorts con estampado de bandera, uñas con dibujo de bandera, caras pintadas de bandera... ¡hasta los perros llevaban sus banderitas!
Al llegar al puente del río, nos enteramos de que había que pagar para ver pasar los barcos y que sólo en un lado del río era gratuito, pero que había gente esperando desde las seis de la mañana (no paseis por alto el frío que ha hecho hoy y la lluvia incesante). Así que empezamos a intentar buscar un hueco, pero lo mejor que encontrábamos nos permitía ver una esquinita entre los árboles, así que no merecía la pena quedarnos planchadas dos horas bajo la lluvia, muertas de frío y sin comer. Y hablando de comida, ya hechas al horario inglés, nos fuimos a comprarnos una hamburguesa con unas patatas (compartidas) en uno de los puestos ambulantes típicos de feria.
El día pintaba bastante mal, sólo estábamos paseando por el camino del río, entre el tumulto, heladas, intentando buscar un sitio y cada vez más desanimadas. Nos compramos un chocolate caliente, pero no nos sirvió de mucho. Hasta que vimos que en una de las pantallas gigantes había un grupo de música tocando, una barra y gente bebiendo y vimos el cielo abierto. había una de las bebidas que llevamos con ganas de probar desde que la vimos el primer fin de semana. Se llama Pimm's y es una especie de sangría a la inglesa. Lleva un licor, gaseosa, hierbabuena, fresas, naranja, limón y lima. ¡Y está buenísima! Aunque la idea era que el alcohol nos quitara el frío y fue como tomarnos un zumo de frutas.
La salida de los barcos la vimos desde la pantalla gigante. Aún me sigue asombrando cómo los británicos adoran a la Reina y le gritan y le chillan (en el buen sentido) como si fuera su grupo favorito en un concierto. Pero nosotras también aplaudíamos como las que más. Nos ha faltado comprarnos una careta. Había de la Reina, de Carlos, de Camila, de Kate... imaginaos las típicas de cartón con los ojos recortados. De hecho, hemos ido a preguntar el precio y todo, pero eran demasiado caras. La conversación con el vendedor ha sido: "Excuse me, how much is it?" (Perdone, ¿cuánto cuestan?), "3 pounds", "Ah ok, and who is him?" (Ah vale, y quién es ese?), "him? the Queen's husband, Philip" (¿él?, el marido de la Reina, Philip). Y nos hemos ido. El pobre vendedor se ha quedado de piedra. Pero es que no teníamos ni idea de quién era y Manon estaba segura de que el pobre hombre sin ojos se había muerto.
Manon tenía que trabajar hoy de baby sitter, así que nos hemos venido antes que de costumbre. Aunque no nos ha pesado. Estábamos cansadas y muertas de frío. Lo peor de este tiempo es que necesitamos estar bajo techo y, como no tenemos dónde estar, entramos a algún restaurante de comida rápida y consumimos para que no nos echen. Mi comida en todo el día de hoy ha sido; cereales; hamburguesa con cebolla, queso y bacon; chocolate caliente; tres vasos de Pimms; y un Mc Flurry (afortunadamente, también hemos andado mucho).
Mañana y pasado serán festivos en todo Reino Unido, La idea de mañana es ir a Hyde Park a ver en las pantallas gigantes el concierto de Elthon John y Paul Maccartney (entre otros) en las pantallas gigantes y quedarnos para los fuegos artificiales. Esperemos que no llueva... Cross fingers (Crucemos los dedos).
sábado, 2 de junio de 2012
Creo que Londres ha dejado de sorprenderme. Las primeras semanas no podía parar de decir una y otra vez "qué bonito es Londres" y ahora paso por los lugares más emblemáticos sin ni siquiera mirarlos. No obstante, hoy hemos visto Westminster desde otra perspectiva y sigue siendo realmente precioso, pero nuestros días de turismo por la ciudad se han acabado. Hoy, de hecho, aprovechando que el día era de nuevo invernal, hemos pasado toda la tarde en un Starbucks y en un Mc Donalls. Como lo oís. Pero empecemos por el principio.
Por la mañana coincidí con los niños cuando bajé a desayunar. El tiempo decía que hoy volvería a hacer frío y que había posibilidades de precipitaciones por la noche, así que aproveché para estrenar la falda larga que me compré en las últimas rebajas y que aún no me había atrevido a ponerme. Pero no me sentía muy cómoda, así que le pregunté a los peques si les gustaba. Les encantaba. Sobretodo a Alannah, que no paraba de pedirme que diera vueltas para que la falda volara. "Why don't you wear this skirt everydays?" (¿por qué no te la pones todos los días?). La verdad es que hoy han dejado hasta de ver los dibujitos para venirse a la cocina conmigo. Lo nunca visto.
Hoy el plan era bastante nulo. Al ser el primer día del fin de semana del Jubilee Diamond pensábamos que habría muchas cosas por las calles, aunque no hubieramos visto nada por Internet. Así que improvisaríamos. El primer sitio de quedada era High Park, donde siempre se celebra todo, pero había una fiesta para padres e hijos (previo pago), donde estaría Fireman Sam, Peppa Pig... Por lo que nos fuimos a Trafalgar Square, pero además de un escenario, una pantalla gigante y guiris con banderas, sombreritos, caretas de la Reina y niñas con vestidos de frunces estampados con la bandera, no había nada. Así que nos fuimos a comer a China Town.
Así, más anécdotas que pueda contaros de cosas que hemos visto, en una tienda con una marca de gaviota (en La Cañada hay una, me acordé mucho de Damian porque le encanta esa tienda) había un ejército de tios buenorros en calzoncillos y las niñas de quince años chillando y haciéndose fotos. Manon estaba dispuestísima a posar con ellos también, pero a mí me daba mucha vergüenza. Y luego en la zona del London Eye hemos visto a los dobles oficiales de William y Kate. De primeras me he quedado impactada, porque la he visto a ella y me creía que era la verdadera; pero luego lo he visto a él y ya he visto que se parecía pero no era, y me he acordado de que salieron en la tele cuando la boda.
Como el tiempo no mejoraba y no teníamos nada que hacer, buscamos un Starbucks para pasar la tarde en la terracita. Nos tomamos un café, se sentaron veinte desconocidos en nuestra mesa (porque no quedaban mesas vacías y aquí se ve que no hay reparo en eso)... y ahí seguíamos. Hasta que empezó a refrescar. Así que buscamos un Mc Donalls para seguir dándole a la sinhueso. Nos hemos tirado otras dos horas con dos botellas de agua y unas patatas fritas. Nos vamos a hacer famosas en todos los Mc Donalls de Londres, porque hoy también había un muchacho español limpiando y, cuando nos íbamos, nos ha dicho de broma: La próxima vez voy a tener que cobraros más caro.
Pero es lo que hablaba con Manon, en España no siempre apetece hacer planes originales, ni todos los findes te echas fotos (ya se pasó la etapa "foto Tuenti"). Es como cuando quedáis en el piso de alguna amiga a tomar algo mientras veis la tele y cotilleáis. Sólo que nosotras no tenemos a dónde ir y tenemos que mendigar sillas donde sabemos que no nos echan. Cuando nos ha parecido excesivo nuestro tiempo en el Mc Donalls (cuando estaban cerrando la planta de abajo, donde estábamos), nos hemos ido a Victoria Station a sentarnos en un banquito y a seguir charla que te charla.
La vuelta a casa ha sido peor. Ha empezado a llover con fuerza y me he ido mojando durante los 15 minutos que separan la estación de la casa. Iba en sandalias. Cuando he llegado a casa, estaba chorreando; así que Hugh me ha mandado a darme una ducha caliente. Ha sido un poco vergonzoso, porque estaban con unos amigos en el salón y he aparecido yo con esas trazas.
Mañana, el día grande del Jubilee, estará pasado por agua. Desde mi cama puedo escuchar cómo llueve cada vez con más fuerza.
En Inglaterra son las 1:33, debería plantearme seriamente el dormir, pero aún no se han ido los amigos de Hugh y Tamsyn y están formando muchísimo jaleo. Empiezan a ponerme nerviosa. Buenas noches.
Por la mañana coincidí con los niños cuando bajé a desayunar. El tiempo decía que hoy volvería a hacer frío y que había posibilidades de precipitaciones por la noche, así que aproveché para estrenar la falda larga que me compré en las últimas rebajas y que aún no me había atrevido a ponerme. Pero no me sentía muy cómoda, así que le pregunté a los peques si les gustaba. Les encantaba. Sobretodo a Alannah, que no paraba de pedirme que diera vueltas para que la falda volara. "Why don't you wear this skirt everydays?" (¿por qué no te la pones todos los días?). La verdad es que hoy han dejado hasta de ver los dibujitos para venirse a la cocina conmigo. Lo nunca visto.
Hoy el plan era bastante nulo. Al ser el primer día del fin de semana del Jubilee Diamond pensábamos que habría muchas cosas por las calles, aunque no hubieramos visto nada por Internet. Así que improvisaríamos. El primer sitio de quedada era High Park, donde siempre se celebra todo, pero había una fiesta para padres e hijos (previo pago), donde estaría Fireman Sam, Peppa Pig... Por lo que nos fuimos a Trafalgar Square, pero además de un escenario, una pantalla gigante y guiris con banderas, sombreritos, caretas de la Reina y niñas con vestidos de frunces estampados con la bandera, no había nada. Así que nos fuimos a comer a China Town.
Así, más anécdotas que pueda contaros de cosas que hemos visto, en una tienda con una marca de gaviota (en La Cañada hay una, me acordé mucho de Damian porque le encanta esa tienda) había un ejército de tios buenorros en calzoncillos y las niñas de quince años chillando y haciéndose fotos. Manon estaba dispuestísima a posar con ellos también, pero a mí me daba mucha vergüenza. Y luego en la zona del London Eye hemos visto a los dobles oficiales de William y Kate. De primeras me he quedado impactada, porque la he visto a ella y me creía que era la verdadera; pero luego lo he visto a él y ya he visto que se parecía pero no era, y me he acordado de que salieron en la tele cuando la boda.
Como el tiempo no mejoraba y no teníamos nada que hacer, buscamos un Starbucks para pasar la tarde en la terracita. Nos tomamos un café, se sentaron veinte desconocidos en nuestra mesa (porque no quedaban mesas vacías y aquí se ve que no hay reparo en eso)... y ahí seguíamos. Hasta que empezó a refrescar. Así que buscamos un Mc Donalls para seguir dándole a la sinhueso. Nos hemos tirado otras dos horas con dos botellas de agua y unas patatas fritas. Nos vamos a hacer famosas en todos los Mc Donalls de Londres, porque hoy también había un muchacho español limpiando y, cuando nos íbamos, nos ha dicho de broma: La próxima vez voy a tener que cobraros más caro.
Pero es lo que hablaba con Manon, en España no siempre apetece hacer planes originales, ni todos los findes te echas fotos (ya se pasó la etapa "foto Tuenti"). Es como cuando quedáis en el piso de alguna amiga a tomar algo mientras veis la tele y cotilleáis. Sólo que nosotras no tenemos a dónde ir y tenemos que mendigar sillas donde sabemos que no nos echan. Cuando nos ha parecido excesivo nuestro tiempo en el Mc Donalls (cuando estaban cerrando la planta de abajo, donde estábamos), nos hemos ido a Victoria Station a sentarnos en un banquito y a seguir charla que te charla.
La vuelta a casa ha sido peor. Ha empezado a llover con fuerza y me he ido mojando durante los 15 minutos que separan la estación de la casa. Iba en sandalias. Cuando he llegado a casa, estaba chorreando; así que Hugh me ha mandado a darme una ducha caliente. Ha sido un poco vergonzoso, porque estaban con unos amigos en el salón y he aparecido yo con esas trazas.
Mañana, el día grande del Jubilee, estará pasado por agua. Desde mi cama puedo escuchar cómo llueve cada vez con más fuerza.
En Inglaterra son las 1:33, debería plantearme seriamente el dormir, pero aún no se han ido los amigos de Hugh y Tamsyn y están formando muchísimo jaleo. Empiezan a ponerme nerviosa. Buenas noches.
viernes, 1 de junio de 2012
Los ingleses están chalados. Este fin de semana se celebra el Jubilee Diamond, el 60 aniversario de la coronación de la Reina, y ya lo están celebrando. No les basta con tener toda la ciudad llena de banderitas y banderazas, sino que también llenan los coches de banderas cursis, y disfrazan a los niños de la Reina para ir al cole o al parque. Sí, de la Reina. Ahí que estaban algunos niños tan felices, con sus coronitas y una careta de esa mujer mayor, o de la recién casadera Kate, o con sombreros gigantes de la bandera británica. ¡Incluso la profesora de Alannah llevaba un mega lazo en la cabeza con lentejuelas haciendo las veces de bandera! Ridiculous. Creo que hoy no le he dicho ni hola, me ha dado vergüenza ajena. Y luego, Alannah ha llegado a casa cantando no se qué de tu sesenta aniversario, así con música patriótica. Pero lo que más gracia me ha hecho ha sido una niña que estaba disfrazada de media azul. Toda ella era un panty tupido de color azul chillón: cabeza, pies, manos... la pobre tenía tapados hasta los ojos. Y luego encima llevaba ropa, como si tal cosa y ella fuera así. Ha sido destornillante (aunque al principio, reconozco que me ha dado miedo).
Y bueno, ya se ha pasado otra semana. El día de hoy también ha sido tranquilo. Por la mañana, Alannah se levantó con ganas de tarea, otra vez. Decía que no le gustaba nada de lo que había para el desayuno (la verdad es que estaba escasito, sólo quedaban tres o cuatro modalidades de cereales. Yo me he tenido que tomar unas tostaditas con crema de cacahuete y azúcar). Así que, como no quería ni cereales, ni fruta, ni tostadas, se mosqueó conmigo y se fue en busca de su madre. Cuando bajó y por fin eligió unos cereales, no recuerdo qué tontería hice que ya empezó medio a llorar llamando a su madre (de esas veces que lo hace con cara de "pues ahora voy a llorar para que venga mi madre"). Así que me levanté enfadada y le dije "Ok, I go with Charlie" (Vale, me voy con Charlie). Y ahí cambió todo. Ella estaba en la mesa haciendo deberes con su madre y yo estaba jugando a pescar con Charlie y a hacer picnics en el salón. Así que sólo se quería venir con nosotros, especialmente conmigo.
El camino al cole, no obstante, ha sido ameno. Hoy también hemos ido jugando a inventarnos nuestras vidas. Yo hoy vivía en un camión y tenía dos gatos, cincuenta perros, una tortuga, tres arañas... Y luego, hemos ido cantando Hakuna Matata en español (le encanta preguntarme cómo se dicen las cosas en español). Y después la hemos cantado en australiano, en chino... inventándonosla, por supuesto. Así que otra vez hemos llegado tarde al cole. Lo estamos cogiendo como costumbre.
Y con Charlie me fui un ratito al playground de al lado de nuestra casa hasta que Alannah saliera del colegio. Después, iban a pasar la tarde con su madre en el nuevo playground del parque de Herne Hill (el de la piscinita y la arena), pero regresaron a la hora de haberse ido (se tarda media hora en llegar). Por lo visto, fueron en sus minibicis y, cuando llegaron, lo niños ya estaban cansados y querían volver a casa. También, por lo visto, Alannah estaba malita, aunque yo la he visto como una rosa...
Y, a grosso modo, ese ha sido mi día. Bastante tranquilito. Suele haber muchas más anécdotas de las que cuento, porque me paso gran parte del día con los niños y son un torbellino. Como que jueguen a "Ana, I'm going to tell you a secret" (Ana, voy a contarte un secreto) y que te chupen la oreja con la boca llena de spaghetti o, como hoy Charlie, que se habían acabado sus pañales y, como Alannah lleva una semana sin usarlos, le han puesto a él unos de las princesas Disney, y ahí estaba el tio tan feliz.
Mañana estoy segura de que me encontraré con muchos más ¿personajes? vestidos para la ocasión. Espero poder echarles fotos para que os hagáis una idea. ¡Mañana os cuento!
Y bueno, ya se ha pasado otra semana. El día de hoy también ha sido tranquilo. Por la mañana, Alannah se levantó con ganas de tarea, otra vez. Decía que no le gustaba nada de lo que había para el desayuno (la verdad es que estaba escasito, sólo quedaban tres o cuatro modalidades de cereales. Yo me he tenido que tomar unas tostaditas con crema de cacahuete y azúcar). Así que, como no quería ni cereales, ni fruta, ni tostadas, se mosqueó conmigo y se fue en busca de su madre. Cuando bajó y por fin eligió unos cereales, no recuerdo qué tontería hice que ya empezó medio a llorar llamando a su madre (de esas veces que lo hace con cara de "pues ahora voy a llorar para que venga mi madre"). Así que me levanté enfadada y le dije "Ok, I go with Charlie" (Vale, me voy con Charlie). Y ahí cambió todo. Ella estaba en la mesa haciendo deberes con su madre y yo estaba jugando a pescar con Charlie y a hacer picnics en el salón. Así que sólo se quería venir con nosotros, especialmente conmigo.
El camino al cole, no obstante, ha sido ameno. Hoy también hemos ido jugando a inventarnos nuestras vidas. Yo hoy vivía en un camión y tenía dos gatos, cincuenta perros, una tortuga, tres arañas... Y luego, hemos ido cantando Hakuna Matata en español (le encanta preguntarme cómo se dicen las cosas en español). Y después la hemos cantado en australiano, en chino... inventándonosla, por supuesto. Así que otra vez hemos llegado tarde al cole. Lo estamos cogiendo como costumbre.
Y con Charlie me fui un ratito al playground de al lado de nuestra casa hasta que Alannah saliera del colegio. Después, iban a pasar la tarde con su madre en el nuevo playground del parque de Herne Hill (el de la piscinita y la arena), pero regresaron a la hora de haberse ido (se tarda media hora en llegar). Por lo visto, fueron en sus minibicis y, cuando llegaron, lo niños ya estaban cansados y querían volver a casa. También, por lo visto, Alannah estaba malita, aunque yo la he visto como una rosa...
Y, a grosso modo, ese ha sido mi día. Bastante tranquilito. Suele haber muchas más anécdotas de las que cuento, porque me paso gran parte del día con los niños y son un torbellino. Como que jueguen a "Ana, I'm going to tell you a secret" (Ana, voy a contarte un secreto) y que te chupen la oreja con la boca llena de spaghetti o, como hoy Charlie, que se habían acabado sus pañales y, como Alannah lleva una semana sin usarlos, le han puesto a él unos de las princesas Disney, y ahí estaba el tio tan feliz.
Mañana estoy segura de que me encontraré con muchos más ¿personajes? vestidos para la ocasión. Espero poder echarles fotos para que os hagáis una idea. ¡Mañana os cuento!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)