jueves, 9 de agosto de 2012

Perdonad que escriba hoy, pero ayer me surgió un baby sitting inesperado y Ruairi se puso a llorar y mientras conseguí que se volviera a dormir, pitos y flautas ya eran las doce de la noche y no podía más con mi cuerpo. De hecho, ahora necesitaría dormir una siesta y estoy otra vez aquí escribiendo. Esto del blog me está costando muchas horas de sueño. Y es que, además, los niños se despiertan super temprano para luego estar todo el día cansados. Ayer, en cuanto Charlie se terminó sus cereales, tuve que acostarlo a dormir una siesta.

Cuando se despertó, estuvimos un rato jugando a la plastilina. Tenía que repartir mi tiempo entre Alannah, Charlie y Ruairi, que también me reclamaba. Estaba tumbadito en su activity mat y me hacía ruiditos para que fuera. Le encanta que le toque la carita y que le haga caricitas en el pelo, por las orejitas, los mofletes, el cuello. Hacía unos ruiditos de gustirrinin... La verdad es que estoy empezando a quererlo mucho.

El plan del día fue ir al parque de al lado de casa durante una horilla. Tamsyn no quería que se cansaran demasiado porque por la tarde iban a ir a hacer un picnic en Dulwich Park porque había juegos y manualidades para los niños. Sinceramente, creo que los niños están ya tan acostumbrados a ir a los columpios que ni siquiera les hace ilusión. De hecho, se llevaron sus juguetes y estuvieron jugando con ellos en el playground en lugar de montarse en los cacharritos. Charlie estaba jugando conmigo de nuevo a los bomberos y Alannah a las mamás y a los papás, pero no paraba de mosquearse porque Charlie no quería jugar con ella. Yo le preguntaba que por qué no dejaba ella su juego para jugar a los bomberos y le explicaba que si ella quería jugar a eso, tenía que entender que Charlie quería jugar a otra cosa. Pero de poco servía.

No paraba de inventarse cosas. Que si Charlie era su marido pero trabajaba como bombero (y luego lo obligaba a dejar de jugar para ir a tomar la cena con ella a casa), que si ella iba a visitarlo al trabajo, que si estaba de vacaciones, que si su casa estaba en llamas... pero siempre acababa enfadada. Y así se pasó toda la mañana. Hubo un momento en el que se sentó dentro de la red para escalar, con cara de enfadada con tristeza y con una manta por encima porque hacía mucho calor y no quería que le diera el sol en la cabeza.

Y justo cuando estábamos a punto de irnos, llegó una muchacha con un niño y me dijo que él quería jugar con Charlie y Alannah a los piratas. Yo le dije que justo íbamos a irnos a casa, pero medio penita y le dije que podían jugar diez minutos. Al final, fue más de media hora. Alannah era la princesa y era el tesoro que los piratas estaban buscando. Pero ella no quería que la encontrases, así que cuando llegaron, les dije que si la querían a ella, primero tenían que matarme a mí. Por supuesto, me mataron. Así que Alannah se inventó que sus besos eran mágicos y que si me besaba, resucitaba. Y así me pasé diez minutos muriendo y resucitando, con unos niños pegándome por un lado y la otra asfixiándome a besos. Después, Alannah desveló el secreto de por qué sus besos eran mágicos, porque poseía la flor dorada. Así que los niños salieron corriendo a por flores amarillas y yo salí pitando porque ya no podía resucitar. Me mataron otra vez. Pero Alannah corrió a rescatarme cogiendo de nuevo una flor dorada. Cuando hablo de los niños, hablo de el que quería jugar a los piratas y de uno nuevo que se agregó. Charlie no entendía muy bien el juego e iba corriendo a su bola y haciendo lo que le parecía.

Por la tarde estuve descansando un poco y la cena y el baño con los niños fueron muy sencillos. Por supuesto, Charlie tuvo que ir durante la cena a hacer wee-wee and a pooh pooh (pipí y caca) y yo tuve que subirme con él a esperar a que terminase. Nuestras conversaciones en el baño suelen ser muy graciosas. Hablamos de su caca; le pregunto una vez si ya ha terminado para que me conteste lo mismo de siempre "I'll tell you" (te lo diré), de hecho, yo suelo contestar antes de que lo haga él y nos reímos mucho; o me hace estar atenta a cuando caen los moñigos "Ana, look the big splash!" (¡Ana, mira cuánto salpica!). Y la hora del baño, también tranquilita. Lo único más gracioso fue que cuando desnudé a Charlie tenía su nombre escrito con bolígrafo en la espalda y resulta que había sido Tamsyn, por si se perdía en el parque.

Y poco más. Por la noche Alannah le preguntó a su madre que si podía leerle yo el cuento. Luego cené con Tamsyn charlando como un par de amigas y después la llamada de Hugh para que fueran a tomarse algo (de ahí el baby sitting por sorpresa).

¡Vuelvo esta noche! Os dejo los últimos dibujos que he hecho para el cuento. No sé si con los de la otra vez y estos, descifráis que están jugando al escondite. Debo añadirles aún el texto, pero aún no sé bien en qué formato hacerlo....




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