miércoles, 6 de junio de 2012

Hay días en los que a uno no le sale nada bien. A menudo me pregunto si estaré siendo una buena au pair y si estaré cumpliendo con las expectativas que tenían sobre mí antes de llegar. De todos modos, ese tipo de sensaciones ya no me afectan como al principio. Sé muy bien por qué estoy aquí y por cuanto tiempo. Al final, es todo cuestión de actitud.

Hoy Alannah no tenía colegio, así que iba a llevar a los dos peques al nuevo playground. Es precioso. No tiene muchos colorines como suele pasar, pero son todos los columpios de madera fina, hay de todos los que os podáis imaginar y el suelo es de césped y de arena finita. No obstante, es un peligro para ir con dos niños porque es gigante y está lleno de niños y a la mínima se te despistan. Lo hemos pasado muy bien, aunque Charlie no paraba de llorar porque había cosas difíciles de hacer para un niño de tres años y Alannah no paraba de mosquearse porque Charlie no le hacía caso.

Su columpio preferido ha sido una especie de tirolina. Al principio les daba miedo, pero cuando lo han probado ya no querían hacer otra cosa, a pesar de que había que esperar un montón de cola. Había hasta un muchacho de unos dieciocho o veinte años esperando en la cola de los niños de tres y cuatro años para montarse. Charlie la primera vez se ha caído, la segunda vez ha llorado y ya la tercera ha sido un campeón. Alannah es mucho más aventurera para esas cosas.

En el camino de vuelta a casa, los pequeños estaban demasiado cansados para volver andando, así que ahí que llevaba yo el carrito rojo (el roto) con los dos niños montados en edades próximas a hacer la mili y los dos scooters. El panorama no podía pintar peor hasta que empezó a llover a mares. Por supuesto, llevaba mi paraguas, pero no tenía manos para sujetarlo. Vamos, la pera limonera. Cuando estábamos llegando a casa, Charlie empezó a llorar de nuevo. Le pregunté qué le pasaba, pero cuando habla llorando nunca le entiendo, así que supuse que estaría cansado y que quería llegar a casa con su mamá, pero no se conformaba con seguir el camino a casa. Al final resulta que lloraba porque se le habían caído las gafas al suelo y tuvimos que volver el camino hacia atrás para buscarlas.

Cuando por fin llegamos, Tamsyn aún no estaba en casa, así que Alannah se subió a su cuarto a ponerse un vestido (cómo no) y Charlie se tumbó en el sofá con su chupete mientras veía la tele. Para el almuerzo, Alannah no quería sandwich de queso, quería queso con pan (realmente diferente) y de beber, monkey blood (sangre de mono). Es una bebida que su padre les prepara con un concentrado de arándanos (o algo así) y agua. Cuando me di cuenta, ¡estaban mojando el pan y el queso en el refresco! Les dije que no lo hicieran, pero total, decían que estaba "jumy jumy in my tomy" (algo así como rico rico en mi barriga) y para una vez que se lo estaban comiendo todo y que además no estaba la madre... Cuando acabaron de comer, les di unas chuches y les puse una peli: Toy Story 2.

Esta noche estaban tan cansados que no había quién los aguantara (de verdad no entiendo cómo la madre no se da cuenta de que necesitan una siesta). Charlie estaba como siempre que se pone penoso, llorando y riendo a la vez; Alannah con sus espectáculos. Cuando me he sentado con ellos a cenar (spaghetti), Alannah quería que le quitase toda la cebolla. Cuando le he quitado así lo más visible, he hecho lo común: mezclar la pasta con la salsa. Pues no, no le gusta mezclada. Y venga a llorar como si le hubiese pasado la mayor tragedia de su vida. ¿Cómo puedo yo saber que no le gusta mezclado? Pero esta vez la madre no le ha consentido cambiar el plato. Y lo peor es cuando empieza así a llorar y la madre no le hace caso. Su siguiente paso es empezar a llorar más fuerte aún gritando "I love you so much mumy!" (¡te quiero mucho mamá!); la madre le dice cansada que ella también y ella sigue llorando más fuerte aún "You haven't cold me baby!" (¡no me has dicho bebé!); "I love you too baby" (yo también te quiero bebé). Es una conversación tremendamente repelente.

Y sobre lo de que hay días que a uno parece que todo le sale mal, no sé, son pequeñas tonterías. Por ejemplo, esta mañana Tamsyn me dijo que si me importaba coger the pump de el coche, para no hacerla cambiarse de ropa. Le pregunté lo que era eso, pero se ve que no debí entenderlo bien, porque eso no estaba en el maletero. Total, que se tuvo que vestir ella y allí estaba, una bomba de aire para inflar las ruedas del carrito. O, por ejemplo, cuando Tamsyn llegó a mediodía y los niños estaban viendo la tele "Oh, monkey blood, who has done it for you?" (Oh, sangre de mono, quién os lo ha hecho?), puse carilla de broma, pensando en lo buena que había sido preparándolo para ellos, pues resulta que eso sólo se lo ponen los fines de semana. Otro ejemplo, voy a preparar el baño como todos los días y cuando meto a Alannah empieza a decir que está muy fría, "no, it's not cold!" (¡no, no está fría!), pues justo estaba ahí Tamsyn y la tocó y me miró diciéndome "yes, it's really cold" (sí, está realmente fría). No lo estaba.

Y nada, mañana tengo que ir con Alannah a un sitio para hacer deporte o yo no sé qué, el viernes con los dos peques a la piscina y se acabó la semana...Ya os iré contando. ¡Buenas noches!

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