jueves, 19 de abril de 2012

Y al final, llegó el día... Llevo tantos meses diciendome a mí misma y a los demás que vendría a Londres a vivir, que dentro de mí pensaba que seguiría diciéndolo para toda la vida y que, en realidad, nunca llegaría el momento de la verdad.

Son las 22:37 y, aquí todos duermen desde hace horas (aunque acostumbrada al horario español y siendo tan fiel a quedarme dormida en el sofá, no creo que me cueste hacerme a las costumbres británicas). Mañana me han dicho que no ponga el despertador, que ya escucharé a los peques cuando se despierten a las 6:30...

Pero empecemos por el principio...

Suprimiendo mi momento llorica del aeropuerto (sé que todos podeis imaginarme sin tener que dar detalles), la llegada a Londres fue entrañable. Tamsyn y Alannah estaban esperándome con un ramo de tulipanes blancos y un beso y un abrazo, (a pesar de que la sección "How to be British" de mis libros de la escuela de idiomas me advirtieran que los británicos no son dados al besuqueo).

El camino a casa se me hizo eterno... Muchísimas calles colmadas de tráfico y demasiada poca autovía/autopista. La peque se quedó frita enseguida, así que estuve charlando con Tamsyn sobre un montón de cosas. Aún no me puedo creer que todo fuera en inglés.

Y la casa es maravillosa. En un barrio residencial inglés, con muchísimos ventanales y con tres plantas. Mañana intentaré hacer algunas fotos, al menos de mi cuarto, para que podáis verlo. (Ya tengo colocado mi jarrón de tulipanes y mi calendario con fotitos).

Y los niños ya me quieren mucho, creo yo... aunque será cuestión de tiempo. Se han disfrazado de Buzz Lighyear ("To de infinity and beyond!"), hemos visto los dibus, han saltado en la cama... Y la verdad es que la familia es ejemplar. Mientras cenábamos (una especie de cazuela con beans <alubias> y sausages <salchichas>), jugábamos todos a q cuando los peques se comian una alubia mágica, crecían y crecían. Y bañándolos ha sido genial, llenándonos todos de espuma. ¡Así no hay manera de ser una aupair chachi! Y, además, mientras el padre subió a cambiarse de ropa, achicharré al pobre Charlie con el agua caliente y se puso a llorar con su piernecita roja... Aún soy un poco novata en esto...

Y bueno, al final de la noche, después de brindar muchas veces con agua sin preocuparnos por la mala suerte, ¡¡me trajeron un pastel sorpresa con una vellita con el que me cantaron Happy celebration to you con la música de cumpleaños feliz!!

Ha sido un día raro y aún estoy más en España que aquí... pero espero que todo siga tan genial como hasta ahora (veremos a ver cuando me toque poner una lavadora...). Buenas noches a todos. Mañana me espera un largo día...

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