sábado, 28 de abril de 2012

Estoy harta de la lluvia. Desde que llegué no ha habido un solo día en el que no hayan caído, al menos, unas gotillas; pero estos últimos días ya se está pasando... Y más, ¡coincidiendo en fin de semana!

Manon y yo habíamos quedado a las 11 en Notting Hill para ir al mercado de Portobello, pero la lluvia nos ha chafado el plan. Lo peor ha sido que cuando llegué a la estación de tren resultó estar cerrada y tuve que irme a toda prisa a la de Herne Hill, lloviendo como estaba y ¡sin paraguas! Aunque ya empiezo a acostumbrarme a que me llueva todo el día encima... Tamsyn y Hugh no para de disculparse por el tiempo y me prometen que es algo inusual, aunque ya no me lo creo... (pobres, como si ellos tuviesen culpa...).

Esta vez, como por arte de magia y entre cientos y miles de personas (hoy Londres estaba intransitable), mientras sacaba el móvil para avisar a Manon de donde estaba, me la encontré frente por frente.

Como llovía tanto y ninguna de las dos teníamos paraguas, tuvimos que hacer cambio de planes e ir al Primark de Oxford Street (vaya por Dios...). Os enseño mis adquisiciones:



La camisa es mucho más bonita en persona, porque es transparentita. Necesitaba una así para mi existencia.  Lo demás, son unos cinturoncitos y una morcilla nueva en dorado. Las gafas merecen una mención aparte, porque valían dos libras ¡y me han costado cincuenta céntimos! También nos hemos comprado un paraguas cada una (las dos el mismo). Mañana nos echaremos fotos para que los veais (espero que haciendo el paripé y no porque llueva...).

Nuestra estrategia compradora ha sido la ideal. Hemos cogido cada una una cesta y hemos empezado a rellenar y al final, en la cola para pagar, hemos empezado a hacer descartes.

Después de comer, hemos ido a comprarnos algún pastelito y a tomarnos un café en Starbucks (otra vez). La verdad es que se está super agustito charlando de cualquier cosa mientras te tomas un café y haces planes para el resto de fines de semana. Lo peor es el efecto maligno de un café doble (por mucha natita que tenga). Me he reído mucho con Manon pensando cuánta gente se estaría haciendo caca en esa habitación en ese preciso momento.


A la vuelta, los peques aún estaban despiertos y me han recibido muy contentos. Podéis estar tranquilos, aquí me tratan muy bien y cada día me voy sintiendo un poco más como de la familia. Pero os echo de menos... :-)

Por cierto, el invento ayer de las medias no sirvió para nada. No lo recuerdo porque estaba dormida, pero me debieron durar 5 minutos en su sitio. De todos modos, creo que ya me estoy acostumbrando...

No hay comentarios:

Publicar un comentario